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Emilio Campmany

Rectifica y sigue mintiendo

Decía Fraga que los socialistas sólo aciertan cuando rectifican. Sánchez ha subido un peldaño más en el ascenso del PSOE al Olimpo de la infamia.

Decía Fraga que los socialistas sólo aciertan cuando rectifican. Sánchez ha subido un peldaño más en el ascenso del PSOE al Olimpo de la infamia.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

La intervención del presidente del Gobierno para dar explicaciones del espionaje del CNI a los independentistas no es sólo una sarta de mentiras y sandeces, es una marabunta de improperios y una feria de despropósitos. Para empezar, trata de salvarse comparándose con Rajoy. Podría haberse medido con Zapatero, que vendió a la Venezuela chavista unas fragatas violando los acuerdos con Washington de no suministrarle el software de origen estadounidense con el que iban equipadas. Seguro que el régimen comunistoide venezolano fue más generoso entonces de lo que lo es hoy el de Marruecos. O podría incluso haberse comparado con Felipe González, cuando los socialistas saqueaban los fondos reservados con el pretexto de emplearlos en asesinar y secuestrar etarras, aunque luego no siempre eran etarras los asesinados y secuestrados. Hoy Sánchez ni los mata ni los secuestra, los libera.

Se jacta presuntuoso y arrogante de ser el más respetuoso con la Constitución, cuando hace apenas unos meses le han declarado inconstitucionales sus estados de alarma, por no hablar de su torticero y abusivo empleo de los decretos-ley, a los que groseramente les falta la urgencia que la Constitución exige para poder ser empleados como recurso legislativo. Y lo hace recordando la moción de censura que le llevó al poder gracias a la morcilla introducida en una sentencia por un magistrado que luego iba a ser premiado con un asiento en el Consejo General del Poder Judicial.

Farda de la intervención de oficio del Defensor del Pueblo cuando ésta ha sido en realidad estimulada por su ministro de la Presidencia, como Bolaños mismo reconoció, pisoteando la independencia de la enésima institución del Estado con la connivencia de su titular, otro socialista siempre dispuesto a combarse según sople el viento.

Sin embargo, todo esto no pasa de ser el desahogo de un caradura. Pero endilgar la responsabilidad de las escuchas al CNI y al juez que las autorizó como si él no tuviera nada que ver es algo más. Es el colmo de la iniquidad. Evidentemente, el Gobierno no conoce qué medios (Sánchez los llama medidas) emplea el CNI para reunir la información que el Gobierno le pide, pero siempre la recogerá porque se la pide el Gobierno, siquiera bajo la forma de directrices, como dice Sánchez. Entonces, ¿hubo o no una directriz para investigar a los movimientos independentistas en Cataluña? Naturalmente que la hubo. Sin esa orden, siquiera sumaria, el CNI jamás se habría atrevido a espiar a estos sujetos. Es obvio que fue así, pues de otro modo habría el Gobierno promovido una investigación. Es igualmente patente que sus socios no desean derribarle por este asunto, ya que, si de verdad quisieran, lo habrían denunciado al juez. Y es asimismo palmario que esto no es más que un rigodón bailado por Rufián y Sánchez a los sones del txistu de Aitor Esteban. Para una vez que Sánchez da una orden sensata, la de investigar a los golpistas, se retracta y niega su responsabilidad.

Decía Fraga que los socialistas sólo aciertan cuando rectifican. Sánchez ha subido un peldaño más en el ascenso del PSOE al Olimpo de la infamia porque ahora los socialistas yerran siempre, pero especialmente cuando rectifican.

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