Los presos del hacha y la serpiente, ingenuos a la par que asesinos, exigen a la ETA que vuelva a matar porque el Gobierno del PP no cumple lo que la banda pactó con el del PSOE. Para tranquilizarles, la organización les ha pasado, como si fuera un ministerio, una circular. Reconocen los terroristas que el PP ha salido muy fortalecido de las elecciones generales y que no está cumpliendo lo pactado por el PSOE. Sin embargo, aclaran que lo acordado no lo fue con ellos, sino con los mediadores internacionales. Con esto quieren decir que, si finalmente ETA se ve obligada a volver a atentar, unos terceros independientes estarán en condiciones de demostrar que la culpa fue del Gobierno por incumplir lo que prometió su antecesor. En cualquier caso, de momento, prefieren no revelar qué fue lo que en concreto concedió Zapatero.
También transmite la banda a sus presos que el PP está sometido a muchas presiones, lo cual contradice, sólo en apariencia, lo fortalecido que supuestamente ha salido del proceso electoral. Lo que viene a decir la circular es que, al haber ganado el PP por mayoría absoluta, carece ante sus bases de pretexto para hacer las concesiones a ETA que quizá, en situación de minoría, estaría dispuesto a hacer de tener la excusa de estar obligado a negociar con otros partidos como podría haber sido el PNV.
El pronóstico de la organización es que el PP va a hacer movimientos hacia atrás en el proceso de paz junto con algún movimiento positivo, que alguno ha dado (el acercamiento de Aitzol Gogorza). Aun así, ETA no puede, no obstante el flagrante incumplimiento del Gobierno, volver a los atentados. Así se deduce de la circular cuando destaca que, en estos meses, la credibilidad de los terroristas y de la izquierda abertzale han aumentado "asombrosamente" (y que lo digan) lo que significa que están a un paso de ganar las próximas elecciones vascas. Si antes ETA volviera a matar por entender que el Gobierno incumple sus compromisos, la izquierda abertzale perdería las elecciones y los terroristas tendrían que decir adiós a la oportunidad de liderar el proceso de independencia. De forma que, por el momento, si el PP no quiere honrar la palabra dada por Zapatero en cuanto a los presos, la ETA no puede hacer nada por ellos que no sea recomendarles paciencia.
Así que parece que el Gobierno trata de posponer el cumplimiento de lo prometido por ahora porque sabe que en ningún caso la banda volverá a matar mientras crea que tiene la independencia al alcance de la mano. La cuestión es qué hará Rajoy si los terroristas pierden las elecciones vascas, se convencen de que no hay modo de lograrla y reclaman, bajo amenaza de volver a matar, que se cumpla lo que Zapatero prometió. Se trata de un juego peligroso con riesgos muy serios.