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Emilio J. González

El ejemplo alemán

Alemania inventó el Estado del Bienestar en la segunda mitad del siglo pasado, bajo el gobierno del canciller Bismark, y ahora se ha visto obligada a reformar la parte más emblemática del mismo, el sistema de pensiones, ante el peso de la realidad. El Parlamento alemán acaba de aprobar una drástica reforma del sistema de pensiones, amenazado por la quiebra financiera ante el envejecimiento de la población, que gira en torno a dos ejes básicos: el recorte de las prestaciones futuras y la obligación de los trabajadores de destinar una parte de su salario a los planes privados como complemento del sistema público de reparto.

El problema del modelo alemán de pensiones es, en general, el mismo que padecen la mayor parte de los países de la Unión Europea, esto es, el envejecimiento hace que sea insostenible porque cada vez hay más pensionistas por cada cotizante. El factor diferencial es que las pensiones en Alemania en relación con el salario son más altas que en el resto de la UE y que el proceso de deterioro demográfico allí está más avanzado que en otros países. Para afrontarlo, el Gobierno federal ha decidido coger el toro por los cuernos y no se ha andado con chiquitas, aunque hay un punto importante que no se ha atrevido a tocar. Éste es la forma en que aumentan las pensiones que, en lugar de revisarse anualmente de acuerdo con la inflación, se incrementan en el mismo porcentaje que unos salarios que en los últimos años han crecido entre el 4% y el 6%. Esto anula parte de los efectos financieros de la reforma.

Lo más destacado es, sin embargo, el valor que ha demostrado el Ejecutivo alemán a la hora de introducir un sistema de pensiones que combina la prestación pública con el sistema de capitalización. Y éste es un ejemplo que deben seguir todos los países europeos, incluida España, en donde el problema aparecerá en el futuro. De momento, la respuesta que ha dado el Gobierno ha sido una reforma del Pacto de Toledo que aumenta los gastos presentes y venideros y una declaración de intenciones para que, en la negociación colectiva, se cambie una parte de la subida salarial por aportaciones de la empresa a planes de pensiones colectivos si los sindicatos y los empresarios consiguen llegar a un acuerdo en este terreno. Visto el caso alemán, parece como si al Ejecutivo español le faltara valor para ir más allá.

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