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Emilio J. González

El final del contencioso

El Gobierno y Telefónica acaban de poner fin a un contencioso que tenía enfrentada a la operadora con el Ejecutivo desde hace más de un año. La solución ha sido el nuevo sistema de tarifas que el Gabinete acaba de aprobar. El modelo reconoce una de las aspiraciones casi históricas de la compañía que preside César Alierta, esto es, la subida de la cuota de abono que, en los niveles actuales, apenas alcanzaba para cubrir los costes. Esta reclamación llevó en su momento al ya ex presidente de Telefónica, Juan Villalonga, a presentar una denuncia ante la Comisión Europea, que ha dado la razón a la empresa.

El Gobierno, por tanto, estaba obligado a resolver esta situación, con el menor daño posible para la inflación y para el bolsillo de los españoles. Así, la fórmula elegida ha sido acompañar el incremento de la cuota de abono de una bajada de precios del 15% entre 2001 y 2003. Sin duda, este recorte no basta para compensar la subida de la cuota, pero amortigua bastante su impacto sobre el IPC y sobre el recibo del teléfono.

Un segundo aspecto a destacar es el que se refiere a los descuentos. Desde hace tiempo, Telefónica venía demandando la posibilidad de acogerse a esta política, a lo que el Gobierno se había negado hasta ahora. Para ello alegaba que la operadora debía tener las manos atadas durante cierto tiempo con el fin de facilitar la introducción de una competencia efectiva en el sector. Ahora, el ejecutivo ha aflojado un poco las cuerdas.

El motivo es muy sencillo, y Telefónica lo ha señalado en varias ocasiones. Si el principal operador del mercado español de telefonía no puede aplicar descuentos, la competencia efectiva se verá limitada porque el resto de las empresas tendrán menos incentivos para aplicar precios más bajos. Eso se acabo.

A partir de ahora, Telefónica podrá aplicar descuentos, dentro de un orden y previa autorización por parte del Gobierno. La libertad, por tanto, no es total, ni lo será hasta 2003. Pero, sin duda, la posibilidad que acaba de abrirse contribuirá a dinamizar el mercado, lo que supondrá precios más bajos y menos inflación, todo lo cual lo agradecerán los bolsillos de los consumidores.

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