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Emilio J. González

El inquietante silencio de Chacón

Si la propia ministra de Vivienda se niega a responder a una pregunta sobre la burbuja inmobiliaria lo lógico es pensar qué algo grave está pasando.

Las cosas relacionadas con la vivienda en España, y en medio mundo, no están como para tirar cohetes. Pero la forma en que la nueva ministra del ramo, Carme Chacón, cortó en seco la entrevista con la BBC cuando el periodista le preguntó por el posible estallido de la burbuja inmobiliaria en España pone los pelos de punta al pensar en qué puede estar sucediendo realmente en el sector inmobiliario español.

Hoy por hoy, los nervios acerca de todo lo relacionado con la vivienda en España están a flor de piel. Sus precios se han multiplicado por tres en los últimos diez años como consecuencia de una enorme demanda de viviendas, relacionada con la reducción del paro y los tipos de interés, así como con la llegada a España de dos millones de inmigrantes, mientras que la oferta de suelo sigue restringida por los intereses económicos de los ayuntamientos. Pero los precios han alcanzado unos niveles tan disparatados que sobrepasan con creces la capacidad de los españoles de financiar la adquisición de una casa. Para complicar más las cosas, el escenario de dinero barato que sirvió de combustible a la escalada de precios de la vivienda se ha acabado y ahora estamos en periodo de subidas de tipos que ponen las cosas más difíciles.

Estas coordenadas, por sí solas, bastan para mirar con preocupación a lo que pueda suceder con el sector inmobiliario en su conjunto a partir de ahora. Pero como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, también hay que tener en cuenta que las crisis financieras que se están produciendo en Estados Unidos como consecuencia del impago de créditos hipotecarios de alto riesgo, que pueden suponer una amenaza al sistema financiero norteamericano en su conjunto. Sobre la primera economía del mundo planea la sombra –imaginaria o real, pero sombra a fin de cuentas– de un crack inmobiliario que acabe por afectar al sector a nivel global. Por tanto, las preocupaciones en torno a este asunto están más que justificadas.

Con semejante telón de fondo, resultaba del todo punto lógico que el periodista de la BBC preguntara a Chacón acerca del tema. Ella, como máxima responsable de la vivienda en España, debería haber contestado con palabras que quitaran hierro al asunto y transmitieran tranquilidad acerca del mismo. Es lo que cabe esperar de alguien de su rango, cuyas declaraciones se miran con lupa en busca de cualquier pista, cualquier indicio de por dónde va a ir la política del Gobierno, de qué es lo que le preocupa y qué no, etcétera. Sin embargo, Chacón optó por un seco y cortante "vamos a terminar, si no le importa" que, lejos de despejar cualquier duda acerca de la situación de la vivienda en España, incrementó las inquietudes y temores. Si la propia ministra de Vivienda se niega a responder a una pregunta sobre la burbuja inmobiliaria lo lógico es pensar qué algo grave está pasando.

Chacón ha demostrado una falta total de cintura para lidiar con estas cuestiones impropia de alguien de su cargo. La ministra no se puede permitir semejantes equivocaciones porque con la que está cayendo en el sector inmobiliario por todo el mundo, con los nervios de todos a flor de piel, respuestas como la suya, más que aportar la necesaria calma, siembran la inquietud por doquier. Y la inquietud, en este caso, es la antesala del desastre.

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