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Emilio J. González

¿Espejismo o realidad?

La economía estadounidense sigue siendo una fuente de sorpresas: cuando todo el mundo esperaba poco menos que se hundiese en la recesión, su crecimiento recobra el pulso y se sitúa en el 2% interanual durante el primer trimestre. ¿Es un espejismo o una realidad con cimientos sólidos?

Hace dos meses, aproximadamente, el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, avisó de la existencia de signos que mostraban que la primera economía del planeta podría estar empezando a superar el bache en que se hallaba inmersa. Las cifras publicadas el pasado viernes parecen darle la razón, sobre todo si se tiene en cuenta que la crisis bursátil de los últimos meses ha sido, fundamentalmente, una crisis de las compañías de la nueva economía; las empresas de la vieja economía, por el contrario, han mantenido el tipo. Además, los últimos indicadores de la producción industrial parecen mostrar el esperado repunte de la actividad, y eso que todavía no se han dejado sentir sobre la misma los últimos recortes en los tipos de interés.

No obstante, aún es pronto para echar las campanas al vuelo. En primer lugar, los datos de crecimiento presentados el viernes son sólo una primera estimación, que luego está sujeta a dos revisiones que pueden cambiar mucho las cosas. Además, el propio Greenspan, pocas semanas después de decir que lo peor había pasado, redujo el precio oficial del dinero de forma tan drástica como inesperada. ¿Qué vio “el mago” en la economía estadounidense que no dice para tomar semejante decisión? Evidentemente, esas sombras que percibió Greenspan no se han disipado por completo. De hecho, no sería la primera vez que la actividad productiva norteamericana parece que empieza a remontar el vuelo y un trimestre después vuelve a desplomarse. Es lo que sucedió en 1993-1994 y le costó la reelección a George Bush padre.

Luego hay un tercer elemento, la política de despidos en que se han embarcado las empresas estadounidenses. Los mayores ajustes de plantilla están produciéndose en las compañías de la nueva economía, pero las de la vieja también han empezado a realizar ajustes, sobre todo en el sector de la automoción. Y, en Estados Unidos, lo normal es que a los despidos les siga inmediatamente la crisis económica. La cuestión ahora es comprobar si los importantes cambios que han tenido lugar en la economía norteamericana en el último decenio también han modificado esa pauta de comportamiento.

La economía estadounidense, por tanto, presenta buena cara en estos momentos. Lo que no está claro es si refleja una mejoría en su salud o es, más bien, el producto del maquillaje.

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