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Emilio J. González

Hidrocantábrico: a punto de caramelo

El desenlace del "caso Hidrocantábrico" está al caer. El vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, acaba de señalar que el asunto se resolverá “con diligencia”, y cuando Rato habla en estos términos quiere decir que la decisión está prácticamente vista para sentencia. De hecho, el timonel de la política económica tiene los informes jurídicos de este asunto encima de la mesa desde hace dos semanas, aunque todavía no ha transcendido su contenido.

Lo que si se sabe con certeza es lo que Rato ha dicho por activa y por pasiva, esto es, que las operaciones de entrada de accionistas en el sector energético se estudiarán caso por caso. También ha insistido una y otra vez, con razón, en que España no ha privatizado ni liberalizado para que sus empresas pasen a manos de compañías públicas de otros Estados europeos. A lo que hay que añadir lo que dijo el pasado mes de marzo al concluir la Cumbre de Estocolmo, en la que Francia se negó a liberalizar su mercado de electricidad, en el sentido de que se aplicará el mismo rasero a las empresas francesas. ¿Fue ese el motivo por el que se adjudico el contrato del Ave a la alemana Siemens y se dejó fuera a la francesa Alsthom?

Sea como fuere, todo invita a pensar en que Rato aplicará la posibilidad que le permite la ley y limitará los derechos políticos de EnBW al 3% de los votos en el consejo de administración de la eléctrica asturiana. Y es que EnBW, la eléctrica alemana, está participada en un 25% por EdF, la compañía pública francesa de electricidad. La decisión del Gobierno, en cualquier caso, se conocerá en breve. Y, desde luego, si Rato cumple su palabra, Hidrocantábrico seguirá controlada por los españoles. Lo malo de todo esto es que el presidente puede ser Juan Miguel Villar Mir. Para echarse a temblar.

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