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Emilio J. González

La Bolsa avisa

Lo peor de todo es que a España le empieza a suceder eso de que a perro flaco todo se le vuelven pulgas.

Desde hace tiempo se sabe que las bolsas anticipan en, aproximadamente, seis meses, los cambios en la coyuntura económica. Desde esta perspectiva, la intensidad con la que se está desplomando el mercado de valores español augura tiempos muy difíciles para la economía española.

La caída a plomo se produce después de que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, anunciaran la semana pasada un plan de reactivación económica para sacar a Estados Unidos de la recesión hacia la que cabalga a toda prisa, según los análisis de los expertos. La lectura que han hecho los mercados al respecto es que las cosas están muy mal en la primera economía del mundo, como consecuencia de la crisis crediticia, y, en consecuencia, lo van a estar también en las demás economías avanzadas. Es como el coche al que se le para el motor.

Para poder seguir creciendo con fuerza, la economía española necesita un contexto internacional favorable, que permita compensar la pérdida de fuelle del consumo privado y la construcción con unas mayores ventas al exterior. Precisamente, el sector exterior ha sido el sostén del crecimiento español en estos últimos meses, pero ahora, a la luz de lo que está ocurriendo en las bolsas, ese dinamizador de la actividad productiva se va a perder.

Para complicar más las cosas, lo que está ocurriendo en las bolsas habla también de escasez de crédito y España ha estado creciendo en los últimos años gracias a los créditos baratos que obtenía fuera porque en otros países no había inversiones rentables en las que colocar ese ahorro. Ahora, ese crédito deja de fluir a nuestra economía como consecuencia de la crisis crediticia y porque el panorama adverso que se está dibujando en la economía internacional va a hacer que no haya ahorros para financiar ese crédito.

Lo peor de todo es que a España le empieza a suceder eso de que a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Desde hace meses, la Bolsa española venía avisando de que entrábamos en crisis. Las subidas del mercado de valores registradas el pasado año enmascaraban la realidad de lo que se estaba gestando. Dichas subidas se producían, en parte, gracias a las operaciones corporativas que han tenido o están teniendo lugar y, en parte también, gracias a compañías como Telefónica con un alto grado de diversificación internacional. Pero prácticamente todo lo que no fueran este tipo de valores estaba en números rojos, avanzando una crisis económica propia. A ella se suma ahora la que nos va a venir de fuera.

Todo esto es lo se lee en los acontecimientos que están teniendo lugar en los mercados de valores. La crisis, diga lo que diga el Gobierno, está llegando y le coge a España no solo con los deberes sin hacer, sino demorando decisiones que cuando llegue el momento de que se tomen van a ser mucho más dolorosas que ahora. Además, a la Bolsa española le falta liderazgo político para empezar a reconducir la situación. Ante la recesión que se avecina en EEUU, Bush ya ha anunciado medidas. Aquí, sin embargo, el Ejecutivo no solo no hace nada para crear un clima de expectativas favorables entre los consumidores, las empresas y los inversores, sino que, además, niega la mayor con tal de no reconocer antes de las elecciones su fracaso en la gestión económica. Pero la realidad es tozuda y siempre acaba por aparecer. La evolución de la Bolsa lo está dejando muy claro.

En Libre Mercado

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