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Emilio J. González

La sobrerreacción de los mercados

El vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, acaba de decir que la Bolsa se mueve más por razones políticas que económicas, como explicación del desplome del mercado de valores vivido en las últimas semanas. En gran medida, tiene razón puesto que, hoy por hoy, el parqué español está excesivamente contaminado por las incertidumbres acerca del resultado de las elecciones presidenciales en Brasil. Los inversores temen una victoria del populista de izquierdas Luiz Inacio "Lula" Da Silva y, por tanto, deshacen posiciones en las empresas con intereses allí para protegerse de las posibles pérdidas que les pudiera acarrear el triunfo de "Lula". En el caso español, esas empresas son los pesos pesados del Ibex-35 -Telefónica, SCH, BBVA, Endesa,...- con lo que el derrumbe de sus cotizaciones tira hacia debajo de los demás valores. Por tanto, es razonable pensar que cuando pasen los comicios brasileños, y si "Lula" no gana, el mercado español pueda vivir si no jornadas de euforia sí subidas nada desdeñables.

Luego hay que tener en cuenta otra cuestión, que Rudiger Dornbush expresa perfectamente con su teoría de la sobrerreacción de los mercados. Según esta teoría, cuando se producen acontecimientos que tiran de la bolsa hacia arriba o hacia abajo, el mercado los valora en exceso con caídas o subidas mayores de las que se corresponderían con las nuevas valoraciones de las empresas cotizadas. En el parqué español también está sucediendo esto en estas semanas. Prueba de ello es que el Ibex 35 se encuentra en estos momentos en los mismos niveles que en 1998, antes de la burbuja de las tecnológicas y de la exuberancia irracional de los mercados que diría Greenspan. Pero eso no tiene sentido porque desde 1998 hasta ahora las empresas han ganado bastante dinero y su valor teórico, por tanto, es mucho más elevado. En consecuencia, la cotización de sus acciones tendría que ser mayor, pero no lo es porque los mercados han sobrerreaccionado tanto a la crisis de confianza abierta por el caso Enron como al estallido de la burbuja de las tecnológicas, pasando por la crisis de Argentina y las incertidumbres políticas de Brasil.

¿Qué se deduce de todo esto? Que la bolsa puede seguir cayendo en julio, como es habitual todos los años porque los inversores cierran sus posiciones para poder irse de vacaciones tranquilos, pero que en cuanto pase el verano puede iniciarse una remontada fuerte porque, por valoraciones por fundamentales, el Ibex 35 tendría que estar moviéndose actualmente en la banda de los 8.000-8.500 puntos como poco. Quien tenga valor para comprar en agosto o septiembre, puede terminar el año con beneficios nada desdeñables.

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