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Emilio J. González

Larga vida al euro

La voluntad política de que el euro sobreviva está cada vez más clara. Parece que la moneda única va a gozar de una vida más larga de la que algunos le pronostican.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, el finlandés Olli Rehn, ha pedido que se amplíe el Fondo de Rescate europeo de 750.000 millones de euros, lo cual ha sido saludado por los mercados con fuertes subidas en las bolsas y una apreciación de la moneda única europea frente al dólar, después de que el pasado lunes tocase mínimos de cuatro meses frente al billete verde. ¿Por qué esa alegría? ¿Qué hay detrás de esta petición?

Evidentemente, Rehn conoce perfectamente la situación de los distintos países susceptibles de necesitar ayudas europeas. Por ello, con su petición el comisario europeo está dejando claro que después de intervenir Grecia e Irlanda, la UE va a tener que aplicar la misma terapia a otros Estados miembros, más concretamente Portugal y España. Aún así, cuando se estableció la dotación inicial del Fondo de Rescate, ya se tuvo en cuenta que las autoridades comunitarias tendrían que acabar por salvar a España y se había calculado que el monto total del rescate ascendería a unos 350.000 millones de euros. Si tenemos en cuenta que el salvamento de Grecia e Irlanda ha costado ya 200.000 millones, y que el rescate de Portugal se llevará otros 100.000 millones, quedarían todavía otros 450.000 millones para salvar a España. ¿Por qué, entonces, hay que ampliar el Fondo de Rescate? Pues muy sencillo. En primer lugar, porque la situación de nuestro país es mucho peor de lo que se había estimado inicialmente por culpa de un Gobierno que sigue sin hacer nada para atajar la crisis, pero también por las crecientes dudas que suscitan las cuentas tanto de las comunidades autónomas como de las cajas de ahorros, cuya situación parece ser sensiblemente peor de lo que se había estimado en un principio. Es decir, diga lo que diga Zapatero, al final la UE tendrá que acabar por intervenir nuestra economía, posiblemente esta misma primavera, y para ello necesita más dinero del previsto porque las cosas están mucho peor de lo que pensaban, por mucho que Zapatero se empeñe en ocultar la verdadera realidad de nuestra calamitosa situación económica. Pero, en segundo término, esa petición de más recursos para el Fondo de Rescate apunta también a que puede haber otros países con problemas que también pueden precisar ayuda, más concretamente Bélgica e Italia y, podría ser, incluso la misma Francia, que trata de ocultar su realidad lanzando propuestas como la creación de un Tesoro europeo en el que participasen inicialmente este país y Alemania. La cuestión está en de dónde va a salir ese dinero y qué condiciones van a imponer los alemanes para aportar la parte que les toque.

A la luz de todo lo anterior resulta más que evidente que la situación financiera de la Unión Monetaria Europea es mucho peor de lo que parecía y a medida que transcurre el tiempo se va descubriendo la verdadera magnitud de los problemas fiscales de los Estados miembros del euro. Visto lo cual ya hay analistas, sobre todo en Estados Unidos y el Reino Unido, que estiman que la moneda única europea no va a ser capaz de sobrevivir a esta crisis. Claro que también hay que señalar que a ambos países les vendría muy bien que el euro saltara por los aires: a los norteamericanos, porque la destrucción de la Unión Monetaria Europea les permitiría captar más fácilmente, y a tipos más bajos, ahorro internacional con que financiar sus escandalosos niveles de déficit y deuda; a los británicos, porque verían desaparecer un proyecto de integración monetaria que ha hecho que la libra esterlina no pinte ya casi nada en las relaciones económicas y financieras internacionales, además de permitirles financiar en mejores condiciones los altos niveles de déficit y deuda en que ha incurrido el país para salvar a una banca que cometió con los derivados los mismos excesos que la estadounidense. No hay más que ver la posición al respecto adoptada en las últimas semanas por The Economist, que ha pasado de ser un defensor del euro a atacarle abiertamente y pronosticar su desaparición a medio plazo, si no antes.

En este contexto, la petición de Rehn resulta oportuna en tanto en cuanto deja clara la posición de las instituciones comunitarias en el sentido de que van a poner toda la carne en el asador para salvar al euro y, de esta forma, empezar a despejar las dudas que unos y otros van vertiendo en contra de la moneda única. La voluntad política de que el euro sobreviva está cada vez más clara. Otra cosa es cómo se va a articular esa operación de salvamento, pero cuando hasta la propia Alemania apuesta por seguir dentro de la Unión Monetaria Europea, imponiendo sus condiciones, por supuesto, parece que la moneda única va a gozar de una vida más larga de la que algunos le pronostican.

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