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Emilio J. González

Las vergüenzas del Gobierno

¿Cómo, por ejemplo, Unicaja va a poder aumentar el crédito que concede a empresas y familias si se tiene que comer, por decreto, los problemas de CCM? Si se dejara caer a la entidad manchega esto no pasaría.

El presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), Miguel Martín, ha dicho que España tardará en salir de la crisis más que otras economías europeas. Y no me cabe la menor duda de que tiene toda la razón, visto lo que está ocurriendo aquí y lo que viene haciendo el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero desde que llegó al poder en 2004.

El primer motivo es muy sencillo. Se llama quiebra de las cajas de ahorros, con la de Castilla-La Mancha (CCM) como primera entidad que ha saltado a la palestra y que, por desgracia, no será, ni mucho menos, la última. Aquí nos enorgullecíamos de tener el sistema financiero más sólido y saneado del mundo y resulta que dentro de él había una bomba de relojería en las cajas de ahorros que está empezando a estallar. Las cajas se hartaron de endeudarse a corto plazo para financiar préstamos a medio y largo plazo, lo que ya de por sí constituye toda una locura financiera, y, además, esa financiación fue a parar masivamente a los promotores inmobiliarios y a las familias que demandaban créditos hipotecarios; todo ello en los momentos más álgidos de la burbuja inmobiliaria, sin querer prestar la menor atención a los riesgos en que estaban incurriendo y a la fuerte concentración de los mismos. Ahora que la burbuja ha estallado, esos créditos no se devuelven y toda una serie de entidades, empezando por la CCM, se encuentran con un verdadero socavón en sus cuentas que no tienen capacidad de cerrar con la venta de los activos de que puedan disponer. Así es que la crisis financiera que viene azotando al mundo desde hace dos años, en forma de quiebras de entidades crediticias, y que, según la Reserva Federal y la Oficina Presupuestaria estadounidense, puede tocar fondo esta primavera, aquí no ha hecho más que empezar.

Para complicar más las cosas, el Gobierno se empeña en salvar a todas las entidades con problemas, cuando no tiene dinero para ello. En lugar de dejar caer a las que ya no tienen solución, y concentrarse en sacar adelante a aquellas otras que pueden sobrevivir, el Ejecutivo ha optado por la política de salvarlas a todas, lo que va a retrasar la recuperación del crédito y, por tanto, la salida de la crisis. La pregunta es ¿por qué? La respuesta, creo, tiene dos partes. La primera es el deseo de tapar las vergüenzas de los administradores políticos de unas entidades sometidas al control de los Gobiernos autonómicos que, al ser gestionadas con criterios políticos y de amiguismo, han dado lugar al desastre actual. La segunda parte es la necesidad que tiene el Gabinete de Zapatero de salvar su responsabilidad en una crisis en la que ha hecho muchas cosas mal. A poco que uno se pare a pensar se pregunta por qué el Banco de España ha consentido que las cajas lleguen a semejante situación de crisis. Como supervisor, jamás debería haber permitido que asumieran semejantes riesgos y tenía que haber actuado en consecuencia, sobre todo a las primeras señales de alarma. Lo malo es que el Banco de España, en materia de supervisión, depende de lo que diga el Gobierno, que sienta a la directora general del Tesoro en el Consejo de la entidad, entre otras razones para saber qué pasa. Pues bien, ni el Gobierno, ni el Banco de España, han hecho nada para evitar esta situación. La cuestión es saber si el supervisor quiso pero no pudo, por órdenes superiores, o, simplemente, pecó de negligencia mientras Solbes y los suyos miraban hacia otro lugar. Sea como fuere, lo que está claro es que el Ejecutivo tiene una responsabilidad directa en lo que está sucediendo con las cajas y quiere echar tierra sobre el asunto como sea, aunque el precio sea el retraso en la salida de la crisis.

Además, mientras otros países empezaron a tomar medidas en cuanto los problemas comenzaron a aflorar, aquí el presidente del Gobierno negó la mayor, o sea, que se nos venía encima una tormenta muy fuerte, y, en consecuencia, en vez de prepararse para el huracán económico y financiero, perdió un tiempo precioso en la búsqueda y adopción de soluciones. Se despilfarraba a manos llenas el dinero de los ciudadanos con medidas de corte populista, con tal de negar la realidad de la crisis y, por tanto, se intentó ocultar las muchas responsabilidades del Ejecutivo en todo este asunto, empezando porque desde que los socialistas volvieron al poder aquí no ha habido política económica ni nada que se le parezca.

No obstante, el Gobierno sigue con sus mensajes acerca de que la crisis tocará fondo en 2010 y luego vendrá una fuerte recuperación que resolverá todas las cosas. Ya nos gustaría que fuera así, pero sin medidas para superar la crisis, sin decisiones adecuadas para hacer que el crédito vuelva a circular con fluidez por las arterias de la economía española, difícilmente vamos a conseguir salir de ésta, ni en 2010, ni en 2011. Y es que, ¿cómo, por ejemplo, Unicaja va a poder aumentar el crédito que concede a empresas y familias si se tiene que comer, por decreto, los problemas de CCM? Si se dejara caer a la entidad manchega esto no pasaría. Pero, como ya he dicho, en todo este asunto el Ejecutivo de Zapatero tiene tantas vergüenzas que tapar que su empecinamiento en que no se sepa la verdad y en no asumir las responsabilidades que le tocan, que son muchas, va a ser un lastre muy pesado a la hora de que la economía española pueda volver a remontar el vuelo.

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