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Emilio J. González

Ni para uno, ni para otro

Habría que empezar a considerar la posibilidad muy seria de que, después de todo, Endesa no sea para nadie y su presidente, Manuel Pizarro, salga reforzado del acoso al que se ve sometido por el Gobierno y por Gas Natural.

¿Va a poder parar el Gobierno la OPA de E.On sobre Endesa? ¿Acabará la eléctrica española finalmente en manos de Gas Natural? La entrada de la empresa alemana en liza y la aprobación del Real Decreto que concede a la Comisión Nacional de la Energía poderes ilimitados para vetar su intento de hacerse con Endesa, han cambiado radicalmente el escenario, y aunque todavía queda mucha tela por cortar en este asunto, habría que empezar a considerar la posibilidad muy seria de que, después de todo, Endesa no sea para nadie y su presidente, Manuel Pizarro, salga reforzado del acoso al que se ve sometido por el Gobierno y por Gas Natural.

Con la aprobación del Real Decreto, el Ejecutivo ha conseguido una cosa que ha tratado de evitar en todo momento: que la Comisión Europea tome cartas en el asunto de Endesa. Al entrar en liza E.On, las cosas han dejado de tener dimensión nacional para adquirir dimensión comunitaria. Y es que lo que pretende el Gobierno es impedir que una empresa de la Unión Europea que no es española se haga con Endesa, lo que va en contra de dos libertades fundamentales de la UE, consagradas desde el mismo momento de su fundación: la libertad de establecimiento y la libertad de circulación de capitales. Por ello, la Comisión Europea ha enviado un requerimiento a las autoridades españolas para que den explicaciones sobre el Real Decreto. Y aquí el Gobierno lo tiene difícil porque no puede alegar que se trata de una cuestión estratégica, ya que hay otras dos empresas eléctricas españolas potentes: Unión Fenosa y, sobre todo, Iberdrola. Además, los movimientos del Ejecutivo contra E.On se producen en un contexto caracterizado por el deseo de las autoridades comunitarias de hacer realidad la liberalización del sector energético en la Unión Europea, con lo que Zapatero y los suyos tienen muchas papeletas para salir derrotados, sobre todo cuando a E.On la apoya el todopoderoso Gobierno alemán, que pesa en la Unión Europea mucho más que cualquier otro.

No obstante, siempre cabe la posibilidad de que pueda producirse una maniobra política que evite que la Comisión Europea impida a la Comisión Nacional de la Energía vetar la adquisición de Endesa por parte de E.On. Es una posibilidad que no hay que descartar, sobre todo después de ver como Zapatero consiguió que fueran las autoridades españolas de defensa de la competencia, y no las europeas, las que analizaran la OPA de Gas Natural sobre Endesa. Y aunque es difícil que se pueda repetir la jugada, tampoco cabe descartar esta opción.

Con todo ello, lo único que parece cada vez más claro es que el futuro de Endesa no pasa por Gas Natural. Si el Gobierno no consigue parar a la Comisión Europea, E.On podría acabar haciéndose con Endesa sin demasiados problemas. Como el consejero delegado de la eléctrica alemana al presentar la OPA, más de la mitad del capital de Endesa está en manos de unos inversores extranjeros a los que no les ha gustado nada toda la inseguridad jurídica que ha introducido el Gobierno en el sector energético español y es muy probable que, a causa de ello, se sientan inclinados a vender sus acciones. Pero, ¿y si Zapatero y los suyos consiguen detener la ofensiva de E.On?

En ese caso, tendríamos que echar la vista a Gas Natural. La gasista catalana controlada por La Caixa ya no puede seguir con su estrategia inicial. E.On ha demostrado que Endesa vale mucho más que los 21,3 euros ofrecidos por Gas Natural y que, además, está dispuesta a pagar 27,5 euros por acción todo en metálico. Desde ese momento, es poco probable que los accionistas de Endesa acepten un precio inferior al ofertado por los alemanes, como también resulta poco probable que acepten un porcentaje significativo de su pago en acciones de una empresa que se va a endeudar hasta las orejas para tratar de comerse a otra que es casi tres veces mayor, porque esos papelitos valdrán en el mercado mucho menos de lo que dice la gasista.

¿Con qué nos encontramos entonces? Pues con la posibilidad cada día más real de que, al final, Endesa no sea ni para uno ni para otro, sino que siga siendo una compañía independiente con un presidente, Manuel Pizarro, muy reforzado después del acoso al que le están sometiendo el Gobierno y Gas Natural. Es algo así como lo sucedido con el presidente del BBVA, Francisco González, quien tras el intento por parte de Sacyr Vallehermoso y auspiciado por el Gobierno de asaltar el consejo del banco y desplazar a su presidente, se ha visto reforzado en su puesto. Y para eso, tanto desgaste, tanto tener al sector eléctrico en vilo, tanto deterioro de la credibilidad del país y de sus instituciones económicas fundamentales, sólo por la obsesión de Zapatero y su entorno de desplazar a los presidentes de compañías privatizadas por el PP y de entregar Endesa a Gas Natural a cualquier precio, a pesar de que Endesa ya no es una compañía pública propiedad del Estado.

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