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Emilio J. González

¿Qué nos ocultan sobre las cajas de ahorros?

Aquí alguien tendría que empezar a dar explicaciones y alguien a pedirlas. Por desgracia, como todos los partidos controlan cajas de ahorros, se impone la ley del silencio mientras los responsables de este desastre se van de rositas.

Estos días hay bastantes nervios en el Ministerio de Economía y en el Banco de España a causa de las cajas de ahorros. Prueba de ello es, por ejemplo, la decisión de ampliar el FROB, el fondo de rescate de entidades financieras, más allá de su vencimiento el próximo 31 de diciembre, o la agobiante insistencia del supervisor bancario de que las cajas culminen sus procesos de fusión antes de Nochebuena. ¿Por qué tantas prisas? ¿Por qué seguir manteniendo el instrumento de salvación financiera de las cajas si, por lo que parecía, ya nadie lo necesitaba? "Algo huele a podrido en Dinamarca", como diría Hamlet, solo que en España.

Ahora a todo el mundo le entran las prisas para que culminen las fusiones de cajas de ahorros que ya estaban en marcha. Es más, el Banco de España está urgiendo a las entidades embarcadas en este tipo de proyectos, en especial a todas aquellas –la mayoría– embarcadas en las llamadas fusiones frías, a que adelanten en varios años –o sea, a que lo hagan ya–, la puesta en común de sus resultados, que es lo que debe servir para que las pérdidas de unas sean absorbidas por los beneficios de otras. En consecuencia, algo ha cambiado en el escenario para que haya que adelantar, y tanto, lo que estaba planificado para un periodo de tiempo más largo. En parte, la causa reside en los anuncios que empiezan a hacer las agencias de calificación acerca de una nueva rebaja del ‘rating’ de España. Y es que por mucho que Zapatero se empeñe en ampliar la edad de jubilación, la cuestión de las pensiones es el problema presupuestario de mañana, no el de hoy, el cual sigue sin atajarse. Si esa degradación de la nota de nuestra deuda pública se produce, las cajas, como los bancos y las empresas, pagarán las consecuencias porque su financiación será más cara y tendrán más dificultades para obtener recursos en los mercados. Al final, el desgobierno de nuestra economía va a terminar por hundir a todos.

No obstante, lo de la rebaja del rating no es suficiente para explicar los nervios que, de repente, les han entrado a unos y a otros en relación con las cajas de ahorros y sus fusiones. Aunque haya empezado a manifestarse en las últimas semanas, lo de la nueva rebaja del ‘rating’ a España es algo que ya viene de lejos, porque las agencias de calificación dejaron la puerta abierta en este sentido y porque en la política española contra la crisis, ajuste presupuestario incluido, no ha cambiado nada sustancial. Así es que esto es algo que no debe de coger por sorpresa a nadie, lo cual lleva a pensar que hay algo más detrás en todo este feo asunto de las cajas.

Lo que se empieza a comentar es que los agujeros que muchas de ellas tienen dentro son mucho más importantes de lo que, en principio, se había estimado y ahora empiezan a salir a la luz, justo en vísperas de que las cajas de ahorros tengan que refinanciar una cantidad muy importante de la deuda que han emitido en los últimos años. Y la pregunta es cómo ha podido pasar esto. Porque se supone que tanto el Banco de España como el Ministerio de Economía están encima de ellas para evitar su crisis y, por tanto, hace tiempo que deberían de haber sabido cuál es su verdadera situación. Sin embargo, parece que les ha cogido por sorpresa, lo cual resulta bastante inexplicable excepto si los dirigentes de las entidades en dificultades no han dicho toda la verdad acerca de las mismas y ahora ya no les queda más remedio que comenzar a aflorar toda la podredumbre que han atesorado en los últimos años.

Dadas las circunstancias, aquí alguien tendría que empezar a dar explicaciones y alguien a pedirlas. Por desgracia, como todos los partidos controlan cajas de ahorros, se impone la ley del silencio mientras los responsables de este desastre se van de rositas. No debería de ser así porque si las cosas están peor de lo que se ha dicho, el crédito a empresas y familias se va a restringir todavía más y, con ello, cualquier atisbo de recuperación económica se va a cortar en seco. El Gobierno decía recientemente que la situación de España no tiene nada que ver con la de Irlanda. Ahora hay que empezar a dudarlo.

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