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Emilio J. González

Temor excesivo

Los mercados de valores llevan un tiempo muy nerviosos por la posible subida de los tipos de interés, hasta el punto de exagerar su impacto sobre la actividad productiva y sobre los precios de las acciones. Sin embargo, es muy posible que estén exagerando.
Es verdad que los tipos de interés, hoy en día, se encuentran en niveles históricamente bajos tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea. Eso ha beneficiado el alza en la cotización de las acciones e, incluso, es uno de los factores que explican la formación de la burbuja de las tecnológicas de finales de la década de los noventa. Pero también han permitido que el último decenio del siglo XX fuera uno de los periodos de crecimiento económico más duradero y más intenso de la Historia. Ahora, el escenario que se dibuja en el horizonte es de incremento del precio oficial del dinero. Eso, a los mercados no les gusta porque supone reajustar las cotizaciones de las acciones a un escenario con tipos más altos. Sin embargo, cuando se contempla esta perspectiva con miras más amplias, las cosas son mucho menos preocupantes de lo que parecen.
 
Si hoy los tipos son muy bajos es porque la Reserva Federal y, en cierto modo, el Banco Central Europeo, optaron por estrategias de abaratamiento del precio oficial del dinero para impulsar la reactivación económica en un contexto como el de los últimos años de baja inflación. Por consiguiente, una subida de los tipos ahora lo que haría sería devolver a la política monetaria el carácter de neutralidad, una vez que Estados Unidos ha salido de la crisis y la mayor parte de los países de la Unión Europea están tomando el mismo camino. En consecuencia, desde esta perspectiva, los motivos de preocupación no son muchos porque el alza de tipos no obedece a la necesidad de frenar el crecimiento económico para atajar las presiones inflacionistas, sino que se trata de devolver las cosas al lugar en el que deben estar. En este sentido conviene recordar que una de las herencias que deja la Nueva Economía es un contexto en el que para las mismas tasas de crecimiento económico que antes, el ritmo de crecimiento de los precios de consumo es menor y, por tanto, el riesgo de rebrotes inflacionistas ha disminuido, así como la necesidad de contar con tipos más elevados.
 
Por otra parte, una de las cosas que más temían los mercados es que el encarecimiento del precio del dinero fuera drástico, tanto en los plazos de tiempo para llevarlo a cabo como en la importancia de las subidas. Pero, como señalaba antes, hoy por hoy no son necesarios tipos tan altos como en el pasado, a pesar de la fuerte subida del precio del petróleo en los últimos meses. El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, además, ha despejado muchos temores al respecto al señalar esta semana que la subida de tipos en Estados Unidos será suave y gradual; probablemente el Banco Central Europeo hará lo mismo ya que, aunque el encarecimiento del crudo está dejándose sentir en la evolución de los precios de consumo, tampoco está provocando, por ahora, el descontrol de la inflación.
 
De todas formas, los mercados de valores, siempre muy predispuestos a situarse en el peor de los escenarios posibles, temen uno derivado del endurecimiento de la política monetaria. Se trata de Latinoamérica, muy vinculada en términos monetarios con Estados Unidos a quien, a priori, le crearía muchos problemas la subida de tipos de la Reserva Federal, tanto para su crecimiento económico como para su deuda externa. Este es el miedo acerca de Brasil y Argentina. Pero también parece un temor excesivo. Esta semana, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, señaló en Madrid que la situación no es tan preocupante porque Brasil ha mejorado considerablemente en su capacidad para hacer frente a sus compromisos de pago, sobre todo gracias al superávit primario –ingresos menos gastos públicos sin contar los intereses de la deuda- y en Argentina la recuperación económica está viniendo acompañada de una mejora de los ingresos fiscales. Los mercados entendieron rápidamente el mensaje en forma de subida de las Bolsas latinoamericanas, de las divisas de la región y de los valores españoles con intereses allí.
 
Este cambio de percepción acerca de la evolución de los tipos es uno de los elementos que explica el buen comportamiento de la Bolsa española esta semana, sobre todo por lo que le afecta el sentimiento de los inversores respecto a Latinoamérica, e indica que el escenario bursátil en nuestro país sigue siendo alcista porque la economía se recupera y los beneficios empresariales van a más. Es posible que lo comprobemos a partir de octubre.

En Libre Mercado

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