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Emilio J. González

Un cambio de calado

El anuncio el pasado fin de semana de la salida anticipada de Emilio Ybarra y Pedro Luis Uriarte del BBVA es, sin duda, el pistoletazo de salida para un cambio profundo en el banco. La marcha del co-presidente y del consejero delegado supone que la entidad no quiere dejar que pase mucho más tiempo para remodelar su cúpula directiva y empezar a ejecutar sus planes una vez que su principal rival, el Santander Central Hispano, prácticamente ha concluido ese proceso con la marcha de José María Amusátegui y buena parte del equipo que trajo consigo procedente del BCH.

La nueva dirección, lógicamente, tendrá que definir un nuevo esquema de trabajo de acuerdo con las directrices que apruebe el nuevo consejo de administración, que procederán del que será en breve presidente único, Francisco González, y del nuevo número dos de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri. Precisamente esta es una de las grandes incógnitas acerca del futuro del BBVA, una entidad que hasta ahora encajaba perfectamente en el concepto de banco industrial. Sin embargo, el perfil de Goirigolzarri es marcadamente el de un hombre de banca comercial. Por eso, una vez que el SCH ha dejado claro que sus inversiones en la industria son de carácter financiero, o sea, para recoger plusvalías, y no con vocación de contar con un grupo industrial, hay que ver con atención si el BBVA se decantará por esa línea de banca de negocios y al por menor o si, por el contrario, seguirá apegado a su tradición.

El relevo en la cúpula directiva supone también un cambio político importante. La fusión del BBV y Argentaria vino promovida por el Gobierno con el fin de españolizar, o desbasquizar, el banco. De ahí la presión para que Francisco González primero fuera copresidente y luego presidente único. Ese proceso, que se produce tras la salida del consejo del banco de los consejeros vinculados con el PNV, como Alfonso Basagoiti y Juan Urrutia, se ve reforzado con el nombramiento de Goirigolzarri, que ha trabajado intensamente para españolizar el banco. Curiosamente, todo esto coincide con el endurecimiento de las posturas soberanistas del PNV, con motivo del concierto vasco, y supone un duro golpe para ellas. Recientemente, el Círculo de Empresarios Vasco denunció la huida de empresas fuera de Euskadi por este motivo. La desvasquización del BBVA es otro elemento más. ¿Puede haber un proyecto independentista serio con las empresas y el principal banco vasco huyendo de allí?


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