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Emilio J. González

Un recorte mal recibido

El maestro se hace mayor. La Reserva Federal acaba de recortar el precio oficial del dinero en un cuarto de punto, para dejarlo en el 3,75%. Sin embargo, y en contra de lo que cabe esperar de una bajada de tipos, Wall Street y el dólar recibieron con caídas la decisión de Alan Greenspan. ¿Qué temen? Probablemente que la economía estadounidense esté peor de lo que dice Greenspan y que, para colmo de males, la inflación pueda repuntar.

Esta es, posiblemente, la explicación del contenido del último recorte de tipos. En principio, Greenspan había avanzado la posibilidad de una rebaja de medio punto. Un recorte tan intenso, el sexto en el último semestre y que, de haberse llevado a cabo, hubiera significado una reducción de tres puntos y medio en el precio del dinero, es un indicio claro de que la economía norteamericana está mal, bastante mal, y Greenspan trata de evitar la recesión con una terapia de caballo, o sea, a golpe de política monetaria. Y, cuando las cosas van mal en la economía, las bolsas bajan, no suben.

Pero Greenspan al final se contuvo y solo concedió un cuartillo. ¿Por qué? Porque por mucho que diga que la inflación no es un problema, sí que lo es. Los precios de consumo están repuntando por culpa del petróleo, que pasó de los 23 dólares a principios de año a cerca de los treinta dólares actualmente. En este contexto, la drástica relajación de la política monetaria llevada a cabo por la Fed puede alimentar unas presiones inflacionistas innegables. Dentro de la propia Reserva ya surgieron voces en este sentido durante las últimas semanas; en los mercados reina el mismo temor. Así es que Greenspan no podía ir más allá en los recortes de tipos.

A veces, sin embargo, las terapias tienen efectos secundarios perniciosos. Esto puede suceder en EEUU. El crecimiento económico quizá empiece a repuntar a finales de este año, pero la inflación puede seguir al alza. En ese momento, Greenspan se puede ver en la tesitura de tener que atajar presiones inflacionistas más intensas que las actuales, por culpa de su política monetaria, con subidas de tipos de interés. Eso cercenaría la recuperación norteamericana de raíz y podría volver a hundir la economía. Eso es lo que pasó en 1991, cuando se vivió una crisis de “doble valle”, o sea, un inicio de recuperación abortado en poco tiempo y seguido por una segunda recesión. George Bus padre seguro que no lo olvidará nunca porque esto le costó la reelección como presidente de EEUU. Su hijo, afortunadamente, tiene todavía lejos las presidenciales. Pero quizá tenga que torear un toro bastante bravo. A ver cómo se las apaña Greenspan para ayudarle a torearlo.

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