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Emilio J. González

Una de cal y otra de arena

Si el silencio de Conthe ya es de por sí preocupante, mucho más lo es que, al final, tengan que ser la SEC estadounidense y el Juzgado del Distrito Sur de Manhattan, lease Wall Street, quienes pongan orden en todo este lío

En los últimos días, la CNMV parece una veleta que se orienta en función de por dónde sople el viento, y tan pronto actúa en un sentido como en otro en todo este circo mediático en que se ha convertido el caso Endesa. Así, el viernes ofrecía un gesto esperanzador de justicia al prohibir a Enel y Acciona el lanzar una OPA sobre la eléctrica española hasta que hayan transcurrido seis meses desde la liquidación de la actual oferta de E.On. El lunes, en cambio, pecó por omisión al no responder al desafío abierto lanzado conjuntamente por los italianos y los Entrecanales al publicar las condiciones de su futura OPA. Ahora, en cambio, vuelve a cambiar de sentido al considerar valido el acuerdo entre E.On y Caja Madrid por el cual los alemanes acceden a la propiedad de las acciones de Endesa en manos de la entidad crediticia mientras ésta conserva los derechos políticos. Y así estamos, dando una de cal y otra de arena, como reflejo del debate interno en el seno del Gobierno, donde unas veces imperan las tesis más sensatas de Solbes y otras las más alocadas e irresponsables de Zapatero y Clos.

El organismo que preside Manuel Conthe, sin embargo, debería dejarse de dar tantos bandazos y marcar, de una vez por todas, una posición clara y firme, que despeje incertidumbre para este caso y para los que puedan venir en el futuro porque, de no hacerlo, dicha posición vendrá marcada desde Estados Unidos. A la CNMV se le presenta, en estos momentos, una ocasión inmejorable para cimentar el prestigio que debe tener, plantando cara a unos y otros y guiándose, estrictamente, por un criterio de justicia y de defensa de los derechos de los accionistas. No cabe duda que ello puede representar un enfrentamiento abierto con la Presidencia del Gobierno pero es que los organismos reguladores supuestamente independientes están, entre otras cosas, para evitar desmanes, incluso si estos vienen desde Moncloa. La CNMV, por ello, debe dejar clara, de una vez por todas, su posición respecto al caso Endesa para que todo el mundo sepa a qué atenerse.

Enel y Acciona, con el respaldo del Gobierno se están aprovechando de un vacío normativo en el real decreto que regula las OPAs en España. Pero, aún así, a la CNMV le quedan instrumentos para actuar como, en teoría, cabe esperar de ella. Puede, por ejemplo, encargar a sus técnicos un informe sobre las actuaciones que puede llevar a cabo la Comisión para hacerse respetar por los italianos y los Entrecanales. Y, en última instancia, su presidente siempre se puede pronunciar en público, alto y claro, acerca de lo que es y lo que debería ser, le moleste a quien le moleste. Muchas veces, ese tipo de palabras valen mucho más que un abanico de resoluciones porque ponen boca arriba las cartas de todos y ofrecen a todo el mundo los criterios adecuados para juzgar las actuaciones de las empresas y del Gobierno. Sin embargo, Conthe se ha refugiado en los dictámenes y resoluciones de la CNMV y ha guardado silencio ante un caso grave que está poniendo en tela de juicio la confianza de los inversores en la economía española.

Pero si el silencio de Conthe ya es de por sí preocupante, mucho más lo es que, al final, tengan que ser la SEC estadounidense y el Juzgado del Distrito Sur de Manhattan, léase Wall Street, quienes pongan orden en todo este lío y protejan los derechos de los accionistas. Ningún organismo público que se precie jamás consentiría que otros hagan su trabajo y, mucho menos, que lo hagan desde otro país. Eso va en contra de la credibilidad de dicho organismo y, por derivada, de la economía española. Sin embargo, el presidente de la CNMV sigue con su actitud dubitativa, amagando pero sin llegar a dar, orientándose conforme sople el viento cada día, dando una de cal y otra de arena en función de los avances y retrocesos de  unos y otros en la batalla que se libra en el seno del Gobierno en torno a Endesa y su futuro. Conthe, sin embargo, no está para hacer política ni dar cobertura al intervencionismo desmedido del Ejecutivo, sino para defender los derechos de los accionistas que son, por ahora, los únicos que no ha defendido. Ello exige dejarse de una vez por todas de medias tintas, de resoluciones para contentar a unos y otros y de reivindicar su independencia. La economía española ganaría mucho con ello. Él también.

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