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Emilio J. González

Una salida cantada

La noticia saltó a primera hora de la mañana del miércoles, aunque ya se venía hablando de ello varias semanas atrás. El consejero delegado del Santander Central Hispano, Ángel Corcóstegui, presentaba su dimisión al presidente del banco, Emilio Botín. De esta forma, se completa la ocupación total de la cúpula directiva del SCH y su grupo por parte de Botín y su entorno, un proceso iniciado con la dimisión el pasado año de José María Amusátegui y la posterior salida de la mayor parte de los consejeros y altos cargos procedentes del BCH.

Corcóstegui sobrevivió a Amusátegui, pero nadie pensaba que fuese a durar mucho tiempo en el cargo. Un sindicalista lo dijo muy claramente al señalar que sería el próximo y no pasaría mucho tiempo hasta que se produjera su salida, algo que ya se veía venir cuando Botín se erigió en presidente ejecutivo y recortó los poderes de un consejero delegado que llegó con Amusátegui y del que no se fiaba. Un consejero delegado, además, que lo primero que hizo fue enfrentarse con Ana Patricia Botín y provocar que su padre la retirase de primera línea de combate para protegerla. Y ese mismo día en que Corcóstegui anuncia su marcha, Ana Patricia retorna con todos los honores y asume la presidencia de Banesto como trampolín para suceder a su padre al frente del SCH.

Como sustituto de Corcóstegui, Botín ha elegido al hasta ahora presidente de Banesto, Alfredo Sáenz, un hombre de una trayectoria profesional impecable, avalado por el gran éxito de reflotar el banco que dejó hundido Mario Conde. Sáenz se lleva muy bien con Botín y su entorno, cosa que no sucedía con su predecesor, y, además, es la persona que necesita ahora el banco para la gestión diaria y para reducir costes con el fin de recuperar la rentabildad y el valor de la acción. Además, deberá superar el impacto de la crisis argentina sobre las cuentas de una entidad que ha vuelto la mirada hacia un mercado nacional que había descuidado en los últimos años para lanzarse a las operaciones internacionales, sobre todo en Latinoamérica, y a las acciones en otros sectores como la entrada en Auna o la generación de plusvalías con Airtel.

Corcóstegui, de todas formas, sale del SCH con todo su prestigio de gran banquero intacto y está llamado a desempeñar en el futuro un papel importante en alguna otra entidad del sistema financiero español o en alguna de las grandes empresas de nuestro país. Es posible que no pasen muchos meses hasta que se le vea aterrizar en su próximo destino, que ya podría estar decidido.

¿Termina con esto todo el proceso de remodelación de la cúpula directiva del SCH? Prácticamente sí, aunque queda algún que otro cabo suelto como el de Francisco Luzón, el ex presidente de Argentaria al que fichó Botín y que puso al frente del área de Latinoamérica del banco ha pasado a depender directamente del presidente para tenerlo controlado más de cerca. Luzón se encuentra ahora en una posición débil tras situaciones como la crisis argentina o el ajuste de personal drástico que tuvo que hacer la entidad en el banco brasileño Banespa nada más adquirirlo, .


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