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Emilio J. González

Vuelta a las andadas

Los que esperaban que el euro empezara a recuperar con fuerza terreno frente al dólar en cuanto la divisa única europea comenzara a circular físicamente se han llevado una gran decepción. Apenas llevamos un mes con los nuevos billetes y monedas en las manos y el euro ha vuelto a desplomarse frente al dólar, a pesar de las constantes declaraciones de los miembros del Banco Central Europeo y de los gobernadores de los bancos centrales de la zona del euro sobre el potencial de subida de la recién estrenada divisa común.

¿Qué ha pasado? Pues muy sencillo. De entrada, con la puesta en marcha del euro el 1 de enero de 1999 se produjo un cambio importante por el cual los movimientos en los tipos de cambio de las dividas dejaron de explicarse por los diferenciales de tipos de interés. Y es que, si todavía tuviera validez esa teoría, hoy el euro tendría que ser una moneda muy fuerte porque el precio oficial del dinero está en el 3,25% frente al 1,75% en que se encuentra en Estados Unidos.

Ahora, lo que miran los mercados son otras cosas. Una de ellas es las perspectivas de crecimiento entre Estados Unidos y la UE. Hoy por hoy, la economía de la zona del euro crece en torno al 1,5% mientras que la de EEUU cae cerca de un 2%. Eso ya estaba descontado por los mercados y fue lo que fortaleció al euro frente al dólar en los últimos meses. Pero ahora hay un cambio de expectativas, a mejor en Estados Unidos y a peor en los Doce. Ese cambio viene reflejado en los resultados de las empresas norteamericanas, que están siendo mejor de lo que estimaban los analistas, y de las europeas, peores de lo que se pensaba. Este hecho ha cimentado las expectativas de una pronta recuperación de la economía norteamericana sin que se aprecie cuándo puede terminar la caída de la actividad productiva europea para empezar el vuelo. Y como los inversores lo que buscan es rentabilidad, han decidido apostar por los valores estadounidenses, huyendo de los europeos, lo que ha fortalecido al dólar y ha hundido al euro.

A este panorama hay que añadir la segunda cuestión que observan los mercados, esto es, la sostenibilidad del ajuste presupuestario de los países de la zona del euro. Lo que está en cuestión, fundamentalmente, es el caso alemán, donde el déficit puede irse este año por encima del 3% del PIB. Eso pueden estar penalizándolo los mercados en forma de un euro débil. Si a ello se suma el déficit de credibilidad que todavía sufren la moneda única y el BCE y las nuevas presiones de Francia para que el presidente del banco, Wim Duisenberg, abandone el cargo este año, tenemos completo el cuadro epidemiológico del euro. ¿A quién le extraña que con estos males sea una moneda débil?


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