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Emilio J. González

¡Ya era hora!

Era un escándalo y la Comisión Europea no podía actuar de otra forma. Pero, finalmente, Bruselas se ha pronunciado, con claridad, en contra de la entrada en Hidrocantábrido de EnBW, la empresa de electricidad alemana controlada por la compañía pública francesa, EdF. Según el Ejecutivo comunitario, la operación plantea serias dudas desde el punto de vista de la competencia, entre otras razones porque refuerza la posición de dominio de EdF en el mercado europeo. Ésta es una parte del problema denunciada por la prensa europea, que llevó al Gobierno italiano a hacer lo mismo que el español, esto es, vetar los derechos políticos de la eléctrica pública gala en Montedison. Y es que, con sus compras aquí y allá, la compañía francesa amenazaba con convertirse poco menos que en un monopolio en la Europea latina.

Esa condición de monopolio ya la ostenta EdF en Francia, cuyo Gobierno se niega a abrir el mercado galo de electricidad. Y eso crea una asimetría muy problemática para los países como España, que han privatizado y liberalizado, porque corren el riesgo de ver como EdF se traga sus compañías sin que nadie pueda hacer lo propio con ella porque es un monopolio público. Y eso es lo que han tratado de evitar los gobiernos español e italiano con sus respectivos vetos. Ahora que la Comisión Europea ha asumido sus tesis, pueden respirar tranquilos.

La cuestión que hay que resolver ahora es qué hará EdF con esas inversiones o, mejor dicho, si se verá obligada a deshacerlas, algo que no se descarta tras el primer pronunciamiento de la Comisión. Así es que el culebrón de Hidrocantábrico está a punto de reiniciarse.

Otro aspecto importante en todo este asunto es si la postura del Ejecutivo comunitario servirá para presionar aún más al Gobierno francés para que liberalice y privatice su sector energético. Francia, por supuesto, es un Estado soberano. Pero Bruselas acaba de decir bien claro que sus monopolios públicos no van a ir a ninguna parte mientras sigan teniendo este carácter. Ya era hora. Sólo que, a menos de un año de las elecciones presidenciales y legislativas en nuestro vecino del otro lado de los Pirineos, no cabe esperar avance alguno en este sentido. Después, ya veremos.

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