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Emilio J. González

Zapatero, a contracorriente de Europa

Zapatero gasta para mantenerse en el poder a cualquier precio y gasta porque cree de corazón, como campeón del socialismo que es, que todo tiene que ser Estado y políticas públicas.

Hay ocasiones en que la vida viene cargada de ironía. Resulta que el próximo 1 de enero, nuestro presidente del Gobierno, nuestro impagable Zapatero, se va a convertir en presidente de la Unión Europea, porque es el turno de España de dirigir durante un semestre los asuntos comunitarios. La ironía reside en que el campeón del socialismo va ha hacerse cargo de una UE que da la espalda a las ideas de ZP; el presidente del único país que seguirá en recesión en 2010 va a pilotar la salida de la crisis de la economía comunitaria; el líder de las subidas de impuestos va a estar al frente de una UE que opta masivamente por bajarlos. Ya sólo falta que, además, ZP trate de engatusar a nuestros socios comunitarios con sus elocuentes ocurrencias sobre el cambio climático y la crisis para completar el cuadro. Porque la pregunta es sí el Zapatero que ocupe el próximo semestre la presidencia comunitaria va a mostrarse tal cual es en España o si, por el contrario, allí va a hacer lo contrario de lo que predica aquí.

La cuestión no es gratuita porque en España, lejos de rectificar las equivocadas líneas de actuación que está siguiendo el Gobierno en materia económica, Zapatero insiste en encastillarse en ellas. El último ejemplo lo acaba de ofrecer estos días con la ofensiva lanzada por el Ejecutivo para tratar de justificar una subida de impuestos que no hay por donde cogerla. Según Zapatero y sus corifeos, el incremento de la tributación que van a padecer los españoles es bueno para nuestro país. Decir semejante cosa es un verdadero despropósito porque una economía como la nuestra, que depende tanto de la demanda interna, lo último que necesita es un aumento de la presión fiscal para hundirnos todavía más en la crisis. Eso lo saben muy bien en otras naciones, como Francia y Alemania, donde están optando por hacer justo lo contrario, esto es, recortar impuestos, porque es la forma de superar cuanto antes los problemas. Pero claro, estamos hablando de líderes políticos como Angela Merkel o Nicolas Sarkozy, que ni ellos ni sus votantes creen en el socialismo para sacar a sus respectivos países de la crisis. Sus decisiones en materia de política económica están poniendo a Zapatero más que en evidencia porque hay otra forma de hacer las cosas que nada tiene que ver con lo que pretende nuestro presidente del Gobierno.

ZP, por lo visto, pretende tomar a los españoles por tontos. De ahí el mensaje de que la subida de impuestos es necesaria para mantener las prestaciones sociales, cuyo futuro él está poniendo en peligro con sus disparates, como si los ciudadanos de nuestro país no supieran de sobra que se puede sacar el dinero para financiarlas de otros sitios. Por ejemplo, recortando gastos innecesarios en otras partidas presupuestarias, no tirando el dinero público en medidas para maquillar temporalmente las cifras de paro, como los planes E, o cerrando el grifo a nuestras manirrotas comunidades autónomas en vez de poner en marcha un nuevo sistema de financiación autonómica para que éstas sigan abriendo embajadas, tuneando despachos y demás.

Si a Zapatero de verdad le preocupasen las políticas sociales, trataría por todos los medios de apretarse el cinturón varios agujeros y apretárselo también a todas las administraciones públicas de este país con el fin de reducir lo antes posible el más que abultado déficit presupuestario español y frenar la escalada desbocada de una deuda pública que va a hipotecar a los españoles y a las políticas sociales por generaciones. Barclays Bank decía que, como sigan así las cosas, en 2012 la deuda pública española alcanzará el 132% del PIB español. Sólo el pago de intereses de esa deuda supondrá que casi el 40% de los gastos del Estado tendrá que ir destinado a financiar esa partida, con lo que no habrá margen para hacer nada más. Además, esos niveles de endeudamiento tan altos implicarán tipos de interés igualmente elevados para toda la economía española, que tiene todas las papeletas de verse inmersa en una larga y dura depresión gracias a nuestro ZP.

La raíz de todo este gran problema reside en que Zapatero sólo concibe su política en términos de gasto. Gasta para mantenerse en el poder a cualquier precio y gasta porque cree de corazón, como campeón del socialismo que es, que todo tiene que ser Estado y políticas públicas. Y para eso necesita más y más impuestos, por mucho que diga que la tributación no va a subir más, cosa que nadie se cree. Eso es lo que hay en nuestro país, por mucho que desde el Gobierno traten de vendernos lo contrario. Y es que Zapatero se empeña en seguir a contracorriente de lo que está sucediendo en Europa. Este es el personaje que el próximo semestre se va a hacer cargo de la presidencia de la UE. ¿Qué va a hacer allí cuando todos nuestros socios comunitarios caminan en la dirección contraria? Porque, aquí, en España, ZP sigue sin apearse del burro.

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