Vestido de hombre rana azul, apareció Boris Izaguirre en el estreno de "El anfitrión", un programa hecho a su medida en Tele 5. Con las carnes sujetas, y hasta la pluma, recibió a su primera invitada, Verónica Blume, con la que tuvo un encuentro amigable mientras le sacaba algo de punta al perchero. Con los siguientes invitados, Carmen Maura y Alex de La Iglesia, también estuvo cordial y cómplice, pero ¡ay! parece que sólo consiguió un 15 % de audiencia.
De todos los programas de entrevistas nocturnas que se han estrenado en las últimas temporadas, "El anfitrión" es el de mayor atractivo, y ya era hora de que la estrella venezolana pudiera dejar de dar berridos con Sardá, pero es probable que los telespectadores, aparte de ver lo "glamourosa" que es una modelo, quieran que le vendan con inteligencia a una petarda, y que Boris, en vez de sujetarse las carnes y el verbo, baile y lance agudos comentarios de vez en cuando. Los momentos Boris, que tanta fama le han dado, no dieron el juego esperado. Las piscinas no tienen tanto interés y meterse con Raphael es, hoy por hoy, un tópico y una ordinariez, sobre todo si el programa lo produce un cantante que no es de la cuerda del de Linares. A pesar de que el programa fue atractivo, Boris perdió fans en el camino que va del mundo de Isabel Preysler al vestuario del club de natación masculino de Lérida.
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