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Encarna Jiménez

Buruaga y Zapatero, en paz

La entrevista de Ernesto Sáenz de Buruaga a Rodríguez Zapatero en Antena 3 se planteaba como una réplica a la que en Telecinco le hizo Juan Pedro Valentín a José María Aznar hace dos semanas. Las dos coincidieron en hora, de máxima audiencia, aunque sonaba a un cambio de parejas con las cadenas. Telecinco, la más crítica en sus informativos y magazines de distinto pelaje con el Gobierno, hizo una visita al Presidente en La Moncloa, y Ernesto, el de la cadena amiga, llevaba al líder de la oposición a sus estudios con todas las ventajas de luminotecnia y colorido.

Si la de Aznar fue de gran respeto institucional, la de Rodríguez Zapatero fue de guante blanco. Ernesto, en su papel de entrevistador, no pareció en ningún momento tener ganas de guerra, algo que parece humano en estos días de tensión, y el líder del PSOE no quería hacer ademanes más violentos que agitar las manos para dar una sensación de firmeza en sus argumentos que contradecía el entonado conjunto entre azul y gris plata de trajes y complementos. Entrevistador y entrevistado iban en son de paz y con un terno tan parecido que costaba distinguir al periodista del político.

El tono gris azulado del conjunto era una forma de enfriar un ambiente social caldeado y ofrecer a Zapatero una tribuna cómoda, tanto que parecía una visita de compromiso. Buruaga, que hizo las preguntas como si fueran de trámite, facilitó al líder del PSOE que mostrara las diferencias entre la posición del PSOE en la Guerra del Golfo y Kosovo y la que adopta en la actualidad, pero sólo consiguió que se transmitiera la sensación de que a Rodríguez Zapatero no le parecía conveniente la posición del Gobierno porque llevaba a la soledad y el aislamiento de los hermanos mayores europeos. Una actitud que parecía decir: no nos metamos en líos.

Rodríguez Zapatero considera que la de Irak es “una guerra cada día más peligrosa”, aunque los peligros no tienen que ver sólo con el drama de todo conflicto bélico, sino con el incierto panorama de los partidos políticos españoles durante y después de la contienda. Su petición de que se pare ya la guerra fue reiterada en un tono de “serena responsabilidad” que hacía juego con el decorado. Durante media hora asistimos a una puesta en escena tranquila que parece ser el esquema pactado de este tipo de entrevistas en las que palabras y gestos están ensayados o estudiados hasta el punto de ser un complemento político que no altere la digestión de la cena.

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