En el goteo de nombres que se convertirán en responsables de la gestión de organismos que dependen del Gobierno, uno de los más inesperados ha sido el de Carmen Caffarel, profesora de Comunicación y, hasta ahora, sin estrenar en el terreno de la gestión de grandes empresas. Rodríguez Zapatero ya había anunciado que quería contar con alguien de la Universidad y que podría ser mujer. Durante un tiempo sonó el nombre de Carmen Alborch, puesto que llevaba varios años presidiendo la comisión de televisión en el Congreso, pero finalmente se ha optado por otra mujer de la que no se había oído hablar hasta ahora. Es posible que el “notable” Peces Barba tenga algo que ver en el asunto, o quizá las razones de su designación sean una carambola, como suele ocurrir en muchos casos.
Lo que sí parece claro es que, frente a la discreción de la inminente directora provisional, que no ha querido hacer manifestaciones hasta no ser nombrada oficialmente, el portavoz del PSOE en el Consejo de Administración de RTVE, Miguel Angel Sacaluga, cuenta mucho, hasta el punto de haber hecho el retrato de la futura jefa como “independiente y neutral” y el saludo desde “el interior” a una persona que tendrá que demostrar, en breve plazo, que controla un territorio complicado en el que el aspecto económico parece, de momento, soslayado.
Carmen Caffarel, que tendrá numerosas anécdotas de los entresijos de la historia de TVE en la época en que su padre, José María Caffarel, era un solvente actor que con gran asiduidad era contratado en “Estudio 1”, se va a encontrar ahora con una patata caliente en la que pronto verá que las teorías a menudo tropiezan con una realidad en la que hay muchos intereses políticos y económicos con los que lidiar. Aceptar el cargo significa que no puede ir de florero, ni justificarse como cuota femenina. También, que esa división drástica entre público y privado que predica Sacaluga es difícil de mantener cuando se opera con productoras privadas, compra de derechos de películas y series y mantenimiento de los ingresos publicitarios. Este sistema fue impulsado de forma clara por García Candau en época socialista, que atendía por un lado a productoras y por otra callaba a los sindicatos dando prebendas. El resultado, gracias a las distintas administraciones es que tenemos una de las televisiones más caras del orbe.
El hecho de que ya se hable de Luis de Benito como director de informativos, además de incidir en la vuelta de la vieja guardia, que demuestra que han tenido que tirar de los resistentes del aparato, dice muy poco a favor de la capacidad de maniobra de la futura jefa a la que ya no parece que le dejan mucho margen de maniobra para formar un equipo propio. Con la excusa de que es provisional –como si no lo fuera todo cargo– la futura directora de RTVE se encuentra emparedada entre sindicatos, intereses políticos y comerciales sobre los que tendrá que definirse como persona “independiente y neutral”, y sin portavoz del PSOE que haga de ventrílocuo de sus intenciones.