Si un telespectador tiene el aguante suficiente para ver en una misma semana “Abierto hasta el anochecer”, “Crónicas marcianas”, “El diario de Patricia”, “Tiempo al tiempo”, “Tómbola”, “Sabor a ti” y otros cinco engendros similares, llegará a la conclusión de que se encuentra ante una maquinaria siniestra en la que el mundo de los “reality shows” y la información rosa y amarilla es un círculo pringoso que llena cien horas de programación con un puñado de personajes y siete temas que se debaten a gritos desde hace ocho años.
Detrás de esta endogamia lucrativa se encuentra una red de productoras que vienen haciendo el mismo “trabajito” para cadenas públicas y privadas con una agenda corta pero jugosa que se traslada de un sitio a otro con idéntica mercancía. Las mismas empresas, convenientemente adaptadas, si trabajan para una cadena pública la adaptan a los gustos del director, y si es privada al estilo de su audiencia. En TVE saben que pueden hacer demagogia, hablar de malos tratos y llevar a “jesulines” si los presenta Concha Velasco. A Jordi González lo ha fichado ahora la productora de Ana Rosa Quintana en Antena 3 (Abierto hasta el anochecer”) y antes lo hizo Gestmusic para Tele 5 (“Moros y cristianos”). Producciones 52 trabaja en Sevilla y lo mismo te sirve “Tómbola” en el canal autonómico valenciano que le prepara la alternativa a Telemadrid con debates de perra y media en horario de máxima audiencia.
Jesús Vázquez es un clásico derrapando tarde y noche y el parque de colaboradores y comentaristas de la prensa del corazón se pasa la vida entre Madrid, Sevilla, Barcelona y Valencia haciendo caja con los mismos asuntos para mantener la actualidad de Lequio y sus “ex”, el circo de los cubanos y sus señoras de edad o los avatares de Carmina Ordóñez y Belén Esteban. Las mañanas de Tele 5 y Antena 3 con José Ramón Lucas y Teresa Campos también dan cuartelillo a los mismos protagonistas, y todos aprovechan retales de Gestmusic con antiguos concursantes de “Gran Hermano” y sus derivados. Este rompecabezas de empresas, directores, presentadores y polemistas tienen media docena de agentes y agencias que forman una red con su parte impresa en “Interviú”, “Sorpresa, sorpresa” “¿Qué me dices?” y otras revistas del mundo del corazón.
Con todas estas piezas se mueven millones de euros cada semana en una maquinaria cerrada y diabólica que hace “disfrutar” al espectador con los mismos temas en cualquier cadena y a toda hora gracias a su permeabilidad. Cada vez se nota más que el circuito es reducido y presenta un aspecto tan pringoso como una bolsa de basura que lleva en casa demasiado tiempo.
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