El programa que dedicó Fernando Sánchez Dragó a las lecturas de Aznar está teniendo más efecto del que se podía prever. Ya ha pasado una semana y todavía colean las reacciones de los que les cuesta admitir o les resulta chocante que el presidente del Gobierno actual, a juzgar por lo que vimos en TVE, haya leído bastante más que sus antecesores. En “Caiga quien caiga”, Wyoming habló del “presidente intelectual” en su mitin de comienzo de programa con ironía, pero distinguiéndolo del facha, y Juanjo de la Iglesia le preguntó a Pilar del Castillo a las puertas del Congreso que si el director de “Negro sobre blanco” estaba haciendo méritos ante José María Aznar para ser ministro de Cultura.
A lo largo de la semana pasada se han multiplicado los co-mentarios en distintos medios de comunicación criticando la entrevista, pero a Sánchez Dragó seguro que se le ha llenado la agenda de “políticos con libro” que quieren situarse tras la estela de un Aznar que resultó bastante convincente ante más de medio millón de espectadores de los que leen.
Pero aún podemos esperar alguna consecuencia más del levísimo comentario que hizo en “Negro sobre blanco” sobre los programas de calidad en las televisiones públicas. Aunque Aznar no quiso hacer declaraciones que dieran pistas sobre lo que opina de la actual programación de TVE, Tele Madrid o Canal 9, cadenas dependientes de gobiernos del PP que tienen vasos comunicantes, por algún leve movimiento de la punta del bigote algunos debieron adivinar que no era seguidor de “Tómbola”, ni fan de Cristina Tárrega, y eso puede traer consecuencias a corto plazo.
Por si fuera poco, Ana Botella acudió al programa de sobremesa que Julia Otero dirige en TV3, y que ha conseguido superar en audiencia a los culebrones de TVE y el mundo rosa de “Sabor a ti”, para hacer de contrapunto sensato y, a la vez, actual de doña Marta Ferrusola. Un ejemplo de centrismo y buena educación que, quizá, tal vez, puede hacer pensar a algunos que al jefe no le acaban de gustar algunas cosas de la tele. Es decir, que no las quiere ni ver.
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