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Encarna Jiménez

El mínimo esfuerzo

El cuarto referéndum de la democracia, ha sido en la televisión, el reflejo de la abstención y el voto en blanco. Escasa cobertura y trámite informativo. Antes de las 10 de la noche ya estaba claro lo que se iba a decir ante las cámaras.

La jornada electoral del 20-F ha sido, en términos de retransmisión televisiva, la de más bajo interés desde el advenimiento de la democracia. Como ejemplo baste señalar que ninguna cadena, ni siquiera TVE, ha considerado que las caras más famosas de los informativos se hicieran cargo de la presentación de los telediarios, los espacios en los que se ofreció la información, ya que no hubo “especiales”, más que a ratos en TVE. Sin hacer de menos a la plantilla del fin de semana, Cantero, Resano u Olmeda, hay que recordar que Lorenzo Milá y Angels Barceló se desplazaron a Washington en las últimas elecciones americanas y que, en cuanto pueden, los informativos ponen en danza los equipos y los trasladan a cualquier lugar donde haya noticia relevante. Las cadenas de televisión parece que tuvieron claro que a la audiencia le llamaba más la atención un partido de baloncesto o los fantasmas del Windsor que el tratado europeo y, en el caso de la televisión pública, que los resultados no eran de tanto lucimiento como para darles una cobertura de alto rango.
 
Además de la constatación del desinterés por la jornada electoral, hay que señalar que, durante todo el día, lo que tuvo más reflejo en las pantallas fueron las votaciones de la familia real. Las anécdotas de los Reyes, Príncipes e Infantas, con sus ribetes de información de sociedad como la mano accidentada del Príncipe Felipe o la explicación de que Marichalar no acudiera con la infanta Elena a votar en El Pardo porque votaba por correo –por si alguien se hacía eco de los rumores de separación y que esto diera más que hablar que los resultados del referéndum- fueron lo más socorrido de los informativos.
 
En esta ocasión, tampoco ha habido más que un encargo de sondeo, el de TVE a IPSOS, pero como se daba por supuesto el sí, incluso un reportero de Telecinco habló al mediodía del tratado que se iba a aprobar –no se cortó al dar el resultado antes de que se cerraran las urnas-.
 
El cuarto referéndum de la democracia, ha sido en la televisión, el reflejo de la abstención y el voto en blanco. Escasa cobertura y trámite informativo. Antes de las 10 de la noche ya estaba claro lo que se iba a decir ante las cámaras. Lo verdaderamente interesante de estas elecciones es cómo se analizan, a partir de ahora, barrio a barrio los votos, pero esa no es la prioridad de una televisión que no ha mostrado ningún interés por el debate y que, en la noche electoral, se limitó a recoger las valoraciones de los líderes políticos y el mensaje triunfalista del Presidente del Gobierno y de Llamazares capitalizando el sí y el no respectivamente. Una campaña lamentable en la información televisiva se coronó ayer con un seguimiento pobre de la jornada electoral y de sus resultados en televisión.

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