“Gran Hermano” ya no es ninguna sorpresa. La gran revolución que supuso su primera edición ya es sólo mediano revuelo y restos descolgados en debates “marcianos”. Sin embargo, Telecinco necesita de su gasolina en otoño porque aún tiene el suficiente tirón como para hacer que la cadena alimente multitud de horas de programas en directo con nuevos personajes y un poco de morbo.
Después de un precalentamiento la semana pasada con antiguos concursantes, el domingo llegó la nueva remesa de aspirantes a ganar fama y dinero. El perfil es muy similar al de cualquier fase anterior. Son jóvenes intercambiables que tienen buena salud, son desenvueltos y tienen carácter. Aida, mujer fuerte medio árabe; Beatriz, la sonriente andaluza; Ainoa y Nuria, organizadoras; Nicola, el coqueto. Un asturiano desinhibido, Denís, un rubio de Tarragona, un músico vasco, Carla que es negra y muy ahorradora, un musulmán de Ceuta, la madrileña Laura y, entre los animales, de momento, dos cerditos, una vaca, terneros y gallinas.
El ceutí, que tiene que rezar cinco veces al día y no comer cerdo ni beber alcohol será como el seminarista de la edición pasada y, probablemente, dará que hablar los primeros días. Habrá una división entre buenos y malos, prudentes y “lobas”, “maridispuestas” y holgazanas. Nada fuera de lo normal, pues no se vislumbran episodios lésbiscos ni conversaciones con el tono de “Hotel Glamour”. En esta edición quieren que trabajen y se sometan a pruebas como en “La isla de los famoSOS”.
De los trece participantes tendrá que sacar partido Mercedes Milá que, como siempre, le echa muchas ganas y algo de genio, aunque este otoño el diapasón parece estar más bajo, a no ser que los guionistas se las ingenien para caldear una casa que anda tan desprovista de interés “a priori” como de avituallamiento. “Gran Hermano”, que necesita el refuerzo de “Crónicas marcianas” para mantener el interés, puede funcionar como un balón de oxigeno “in extremis” para las tertulias de Telecinco ahora que está tan exprimido el limón de Carmina Ordoñez y la Pantoja y aledaños.
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