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Encarna Jiménez

Famosos de saldo

La vivienda está tan cara que Telecinco ha querido aprovechar las instalaciones de Guadalix de la Sierra (Madrid), recién clausurada la edición de Gran Hermano con la victoria de Fresita, para poner en marcha a toda prisa un GH VIP de circunstancias que, vista la primera entrega, parece una chapuza intragable.
 
La productora de Gran Hermano, Zeppelin, intentó sin éxito que las ex-políticas Pilar Rahola y Cristina Almeida entraran en la casa (parece que por 10 millones de las antiguas pesetas a la semana) para animar un falso concurso que lo único que quiere es hacerle algo la competencia a La selva de los famosos de Antena 3 y llenar un espacio de la programación que consiga bajar un poco más el nivel de lo que ofrece la pequeña pantalla.
 
Como estamos en época de rebajas, los participantes en un concurso de personajes populares son de cualquier pelaje. Los tenemos con pasado glorioso venido a menos, como el actor italiano –emblemático protagonista de Lo importante es amar- Fabio Testi, y gorrinillos de última hora como Iñigo González. Hay presentadores casi discretos como Rody Aragón, cantantes con pasado y sin presente como Ángela Carrasco y vistosas de la nada como Marlene Maurreau. Carlos Orellana, Marta López, Yolanda Mora, antigua novia de Lauren Postigo, Juan Camus o Flor Aguilar completan la nómina improvisada de un falso concurso.
 
En esta edición de supuestos famosos, Telecinco no va a jugar fuerte como en Hotel Glam, donde la productora Gestmusic (la misma de Crónicas Marcianas) llegó hasta los límites de lo tolerable. Aquí el juego es algo más inocente y no se arriesga tanto. Para empezar, ni siquiera han contratado para hacer de conductor del concurso a Mercedes Milá, sino que se han conformado con el “todoterreno” Jesús Vázquez para intentar animar el cotarro. A él se añadirá Carolina Ferré y el guapo Jorge Fernández, pero ya veremos si el programa aguanta las siete semanas previstas con seguimiento diario.
 
Desde el primer día, las capitanas de una artificial competición entre un equipo que vive en una casa pobre, y otro con mayores comodidades, son Marta López, habitual de Crónicas marcianas y vociferante excrecencia de una anterior entrega de Gran Hermano, y Angela Carrasco.
 
Si los guionistas tienen alguna habilidad para conseguir hilar algún argumento a lo largo de estos días podrá resistir la audiencia pero, si hay suerte, la improvisación hará mella en este programa fabricado en el último momento. El día en el que la ministra de Sanidad, Ana Pastor, firmó un acuerdo con el gran jefe de Telecinco, Paolo Vasile, para luchar contra el tabaquismo, en programas como Gran Hermano nos encontramos con una polución cerebral que puede producir tantas bajas en la audiencia como el peor de los tóxicos. Estamos en tiempo de saldos.

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