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Encarna Jiménez

Fútbol y cine pinchan

La televisión vive en gran parte de la audiencia que le procuran los acontecimientos deportivos y los largometrajes. Sin embargo, a fuerza de exagerar en las cifras y en las promesas, los derechos por la emisión de partidos de fútbol pueden acabar llevando a la ruina a quienes se comprometieron a pagar cifras exorbitantes en varios países europeos. En España, las pérdidas millonarias de las plataformas digitales han hecho que se busquen compradores “in extremis” para los acontecimientos futbolísticos y que, de momento, las cadenas privadas no quieran embarcarse en la financiación de nuevas películas.

Como suele ocurrir en estas circunstancias, los grupos multimedia privados quieren que los organismos públicos se hagan cargo de parte de la ruina, pero el asunto resulta complicado. “Admira”, de Telefónica, está intentando que TVE compre los derechos de los mundiales de Japón y Corea que tiene Vía Digital por “interés estratégico”, pero el ente público se resiste, a menos que hagan una rebaja espectacular. En Gran Bretaña, Blair ya ha dado calabazas a ITV, y en Alemania anda Schröder sin saber qué hacer para salvar a los clubes de la ruina que se les viene encima con la suspensión de pagos de la multinacional Kirch.

El globo multimillonario montado con el fútbol va a arrastrar en su caída a más de un incauto, pero la gente del cine, a pesar de mover menos dinero, va a dar más de un quebradero de cabeza. Desde hace un tiempo, lo que era un malestar silenciado por el parón de nuevos proyectos empieza a hacerse público. Las televisiones no se comprometen a financiar nuevas películas españolas porque tienen en el almacén suficientes como para cubrir el 5% de cuota que les impone por ley el Estado. Hasta entonces, no arriesgarán ni un duro y le devolverán la pelota al Gobierno y a TVE. Sus cifras no serán tan vertiginosas como las del fútbol, pero puestos en pie de guerra, pueden dar mucho que hablar.

Fútbol y cine salvan cualquier programación pero, en las actuales circunstancias, son una patata caliente que deberá enfriar el gobierno si sigue considerando que el deporte más popular es “de interés nacional” y el cine patrio “cuestión de estado”.

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