El milagro de las series españolas de ficción ha sufrido un serio revés en los últimos meses. Cuando nadie se imaginaba que en España se pudieran poner en pie series que suplantaran a las americanas, tanto en su versión estadounidense como en el de las iberoamericanas, la industria española sacó pecho y consiguió que los productos españoles se convirtieran en líderes de audiencia. “Médico de familia”, “Compañeros”, “Periodistas”, ”La casa de los líos” “Manos a la obra” o “Siete vidas” han demostrado en los últimos años que las enseñanzas foráneas con las vivencias españolas podían fun-cionar muy bien.
Varias productoras, entre ellas Globomedia, Estudios Picasso o Cartel han trabajado a destajo durante diez años cosechan-do éxitos. Sin embargo, las últimas propuestas de comedias y dramas no han gustado al público. Las series de abogados se han hundido en un mes, las humorísticas no han hecho gracia, salvo la de Lina Morgan, a más de un 14% de los telespectadores, y las cadenas se han visto obligadas a revisar sus apuestas. A la ficción de un éxito seguro le ha sucedido el desencanto. Los telespectadores han visto que los nuevos productos eran pastiches que no les convencían por sabidos y previsibles.
Los guionistas españoles llevaban un tiempo copiándose a sí mismos y a series de fuera, y este agotamiento en las ideas ha sido percibido por una audiencia que se cansa de ver lo mismo por muy familiar que sea. Como siempre, hay más horas que llenar que ideas y, hasta el espectador menos exigente, se da cuenta. Veremos si el descanso veraniego supone un refresco para los guionistas; de lo contrario, vamos a ver envejecer a Coronado en Tele 5 y a los chapuzas de “Manos a la obra” en Antena 3 sin encontrar recambio.
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