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Encarna Jiménez

La moderna a Eurovisión

Un millón de llamadas se movilizaron el lunes para decidir quién será la representante española en el próximo festival de Eurovisión. Tras esa multitudinaria participación, Beth, la catalana del pelo “rasta”, se alzó con la victoria tras derrotar a Manuel Carrasco, el melenas de Isla Cristina, y Ainhoa, la vasca que tanto dio que hablar hace unas semanas.

La ganadora de la pasada edición, Rosa, fue la encargada de pasar el testigo a Beth, una chica que poco se parece a la andaluza que ahora anda recomponiéndose de la centrifugadora de la primera edición de “Operación Triunfo”. El público este año ha decidido apostar por una joven que está en los antípodas de la elegida el pasado año. Misterios de la democracia televisiva oportunamente pastoreada por Gestmusic. Es posible que en este cambio de dirección haya contado ver el estado en el que quedó la pobre Rosa.

A lo largo de las más de tres horas que duró el programa dedicado a la elección de candidato, pudimos ver a Rosa en su estado actual en el que, si ya parece que se sobrepone a los problemas de garganta, su capacidad para articular frases con sentido es casi nula. La pobre chica apenas sabe expresarse hablando, y no por el aparato dental que intenta darle un perfil comercial a su boca, sino porque tiene tal empanada en la cabeza y es tan endeble su formación que parece una reliquia de hace décadas en el que el analfabetismo se extendía en el medio rural.

Beth es un ejemplar más parecido a Chenoa, la chica que me-jor está funcionando en la resaca de la “Operación Triunfo I”. Es más fina, con un aspecto moderno que combina el “piercing” con los modales dulces y se aleja de un modelo más racial, representado por Ainhoa. La vasca, más voluntariosa y rotunda, ya tenía pólipos en la garganta, de tanto esfuerzo en las últimas semanas, y parece que el público ha detectado esos inconvenientes que podían convertir a Ainhoa en una candidata a romperse con la misma facilidad que “La Rosa de España”, pero en menos tiempo.

En la elección de Beth también contó el “truco” de servirle una canción más adecuada que las adjudicadas a Carrasco y Ainhoa. Ahí se notó la mano de Vale-music, que hizo partir con ventaja a la chica de Súria. El resto lo hicieron los telespectadores que, sin llegar a identificarse con la can-tante catalana como lo hicieron con Rosa, han mantenido un nivel de adhesión a “Operación Triunfo” que compense los es-fuerzos de TVE. El concurso no es lo que era, pero todavía es capaz de seguir teniendo una presencia definitiva en la programación de TVE y en el mundo del disco, inundado de "triunfitos” de todo pelaje.

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