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Encarna Jiménez

Localia contra generalia

El verano no es siempre un buen indicador de las tendencias del consumo televisivo, sin embargo, con las cifras de audiencia de las últimas semanas, se puede vislumbrar un futuro en el que el desgaste de “La primera” de TVE, el bajón de Tele 5 y la estabilización de Antena 3, unido al ascenso de algunas de las autonómicas, locales y plataformas de pago, signifiquen un cambio de hábitos que, dentro de poco tiempo, se convertirá en dinero contante y sonante. Para bien y para mal.

Las cadenas autonómicas, esas empresas deficitarias creadas para mantener la cohesión cultural y el mandato político de sus respectivos territorios, han subido gracias a los programas de cotilleo universal, lo que no deja de ser un motivo para considerar su carácter inútil e incluso nocivo. También parece que, por el fútbol, las películas o un afán de mayor libertad, hay un segmento de la población que quiere una tele a la carta, aunque se la tenga que pagar, y que, en general, las televisiones locales se van asentando, a pesar de las dificultades legales, al abandonar las autonómicas su papel de cadenas pegadas al terreno.

Con este panorama, en el que TV3, TVE y Tele 5 han bajado ese punto y medio que les hace ponerse en guardia, hay que suponer que el otoño va a ser muy conservador en materia de programación en las grandes cadenas. Pocas novedades se esperan en ficción; los informativos traen los peores presagios y del entretenimiento que nos van a dar, mejor huir. TVE redescubre “Salto a la fama”, los culebrones vuelven a por todas y, si nadie lo remedia, tendremos “talk shows” de baratillo en cinco versiones. Esto es lo que ofrecen las cadenas “generalistas”, así que no es extraño que el telespectador se tire al pago o a seguir las andanzas del vecino.

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