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Encarna Jiménez

Maragall en Antena 3

Este parecía el comienzo no de unas aclaraciones, sino de una campaña de cara a la opinión pública que minimizara la crisis catalana en el aniversario de la victoria de José Luís Rodríguez Zapatero

En el primer aniversario de la victoria de José Luís Rodríguez Zapatero, Pasqual Maragall concedió una entrevista de media hora a Antena 3, la primera a una cadena de televisión en horario de máxima audiencia tras la crisis creada en Cataluña por el hundimiento de edificios en el barrio del Carmelo y la situación originada después de un “exceso verbal” del President: el del famoso 3%. Gloria Lomana, jefe de los servicios informativos concluyó la entrevista haciendo referencia a que Maragall había ayudado a llegar a la Moncloa a Zapatero, pero que algunos decían que también podía hacer que la tuviera que desalojar. Quizá esta era una conclusión exagerada, pero lo que resultaba significativo es que Maragall empezara a rebobinar y dar su explicación ante los medios.
 
En un escenario tan austero como suele ser habitual en este tipo de entrevistas, Maragall con traje oscuro y Gloria Lomana de colores más atrevidos, fondo azul y anagramas de la cadena, se llevo a cabo un especial informativo en el que no hubo tanto una entrevista como un juego de preguntas rápidas, e incluso algo atropelladas, que ya contaban con lo que se iba a responder. La jefa de informativos comenzó hablando del pacto de silencio entre PSC y CiU sobre las comisiones, algo que fue negado por Maragall, quien incluso quiso dar a entender que la retirada de la querella de Convergencia y la moción de censura por parte del PP demostraban que se había magnificado un problema que sólo afectaba directamente a 100 vecinos del Carmelo y 1000 indirectos.
 
Todo se remite ahora a una comisión de investigación sobre el accidente del Carmelo, y ninguna sobre la corrupción que el mismo sugirió –dice- haciéndose eco de una sospecha generalizada que, en todo caso, queda en manos de los jueces. En la entrevista no se hizo ninguna alusión a la posible tensión que se haya creado en el Gobierno tripartito catalán y, en orden a posibles dimisiones, no parecía contemplarlas.
 
En todo momento dio la impresión de que consideraba que la tormenta estaba amainando y que él tenía que demostrar que podía ser un frontón en el que rebotaran las preguntas. Parece que era el momento de salir a la palestra aunque fuera para contar su versión y hacer ver que es capaz de hablar sin crear verdaderos cataclismos políticos. Si esto era por iniciativa propia o por exigencias de Zapatero y Pujol quedó en el aire.
 
Que haya sido una cadena de cobertura nacional la elegida para transmitir un mensaje de calma y de recuperación del terreno perdido tiene sentido, quizá más que el propio desarrollo de una entrevista en la que Gloria Lomana cumplió con su papel y el líder catalán aprovechó para excusarse por un “exceso verbal” de consecuencias no calculadas. Este parecía el comienzo no de unas aclaraciones, sino de una campaña de cara a la opinión pública que minimizara la crisis catalana en el aniversario de la victoria de José Luís Rodríguez Zapatero.

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