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Encarna Jiménez

Marcianos a miles

Javier Sardá, que acaba de cumplir 1000 programas en antena, está considerado el invencible de la “late night”. En los seis años que lleva en antena ha conseguido cargarse a todos sus oponentes. Desde Pepe Navarro, pasando por Francis Lorenzo y rematando a Máximo Pradera. A cualquiera que le han colocado enfrente lo ha fulminado con sus índices de audiencia. ¿Cuál es el secreto de Sardá para llegar a hacer su programa número 1000 arrastrando más de un 40% de la audiencia noctámbula?
 
Él lo ha dicho de una manera muy clara: “Hago el programa que quiere la gente, pero como quiero yo”. No cabe duda de que él no es un mandado. Ha creado su propia escuela que se rige por la norma de no tener escrúpulos y ser más listo que el jefe. Montárselo de progre y llevar a delincuentes a su mesa. Engañar y hacerse el sincero. Reciéntemente lo hemos visto echando un pulso (falso) a los jefes de Telecinco y ganando la batalla. Sabe que da mucho dinero a ganar a la cadena, algo más de lo que se lleva él, y que sus productores -los chicos de Gestmusic- están encantados con “Crónicas marcianas”. Con motivo de su número mil se ha montado una de “autobombo” con la compañía de Boris Izaguirre y Carlos Latre, lo más presentable de su cuadra y agentes “culpables” de que se enganche una audiencia menos “maleada”. En su programa recordatorio no faltaron las felicitaciones de la gente de su cadena como María Teresa Campos o Mercedes Milá, pero también acudieron Luis María Anson y José Bono, que se apunta a un bombardeo.
               
A lo largo de los mil programas ha cambiado mucho. Se ha ido cargando a los colaboradores que le estorbaban y dejándolo en lo básico. Gritos de “matamoros”, cumplimiento con los compromisos de la cadena, como “Gran Hermano”, y cobertura de los negocios de Gestmusic. Con esta política de empresa y su desenvoltura ha llegado al número mil cubriéndose de flores para devolver los golpes que le ha dado la crítica como principal representante de la “telebasura”.
 
En los seis años y setenta días que ha logrado situarse como rey de la televisión nocturna deja  bastantes “cadáveres”, pero a costa de recibir un sueldo de más de mil millones de pesetas anuales, 15 premios, editar 16 discos, 4 libros, 2 Dvds, 1 videojuego e, incluso, un juego de mesa para parejas de yuppies que salen de su aburrimiento gracias a la “telebasura” que les ofrece noche a noche, de lunes a jueves (y ahora con resumen semanal el viernes), las “Crónicas Marcianas”.
               
Javier Sardá no parece tener mayor enemigo que el aburrimiento de ser un ganador, de dinero y de audiencia, al que no le puedan poner enfrente a nadie con posibilidades de hacerle sombra. Él ha creado una combinación diabólica en la que el engaño, la demagogia y las artes refinadas de la manipulación televisiva se han aliado hasta llegar al número 1000... de momento.

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