Por una vez tendremos misericordia con los que hacen la tele y no por los espectadores. Aunque la audiencia se ve obligada a consumir todo lo que se les ocurre a unos mediocres programadores, hay que compadecerse –es Navidad– por todos aquellos que se emplean a fondo en mantener espectáculos que no llevan a ninguna parte. El último caso de patinazo sin sentido ha sido el magazine de Tele 5 “Buenas tardes”, dirigido por María Teresa Campos y presentado por Nuria Roca.
Tan sólo lleva unas semanas en antena y ya se ha podido comprobar lo que cualquiera podía haber visto antes de que empezara: ni la directora puede imprimir su sello, y muchos menos garantizar el éxito, a lo que no presenta, ni Nuria Roca tiene tanta valía como resistencia física. Sin embargo, el fracaso del programa no podemos atribuírselo en lo fundamental a las que dan la cara, sino a los que se empeñan en sacar donde no hay a base de duros.
Si es verdad lo que cuentan los mentideros catódicos, María Teresa Campos se hizo cargo del programa sin demasiadas ganas y, además, tuvo que aceptar la imposición de una presentadora que ella no veía adecuada. Por ello, dicen, se ha apresurado a presentar su dimisión como directora. Tampoco debe estar muy contenta Nuria Roca que, aunque ya tiene mucha experiencia, no le hará mucha gracia que las tardes de Tele 5 vayan peor desde que ella ocupa tres preciosas horas.
Muchos duros y poca imaginación tienen los que montaron “Buenas tardes” y ahí tienen los resultados: un tropezón mayúsculo y la quema de dos señoras de cultura y generación distinta que podrían despedirse aprovechando estas fechas. Las dos son muy trabajadoras y, como dinero no les falta, sólo tienen que decir a sus geniales jefes: No aguanto más y desaparecer con el año. Su familia se lo agradecerá.
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