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Encarna Jiménez

Rojo habla claro

“El tercer grado”, programa que dirige Carlos Dávila en “La 2” de TVE, tuvo el miércoles uno de esos momentos que dan sentido a una televisión pública a la par que desintoxican a los telespectadores de tanta basura inútil. Javier Rojo, senador del PSOE, fue el invitado a hablar sobre el País Vasco y ¿por qué no? a convocar a los demócratas vascos a la manifestación del próximo sábado en San Sebastián contra el “nacionalismo obligatorio” decretado por Ibarretxe.

Coincidiendo con la iniciativa del juez Garzón, que intenta probar la “limpieza étnica de baja intensidad por parte del complejo terrorista etarra”, Javier Rojo apenas necesitó de las preguntas del entrevistador para describir con claridad meridiana el exilio de 200.000 vascos que han sido expulsados de su tierra por un proyecto totalitario. Los testimonios de Mikel Azurmendi, Carmen Gurruchaga, Germán Yanke, Juan Carlos Fernández y Enrique Zubiaga fueron tan elocuentes como el documento “La cara oculta de Euskadi” que presentó hace unos días Victoria Prego en Tele 5, en el que destacó la actitud del párroco de Oyarzun.

De las palabras de Javier Rojo no hubo ninguna que estuviera de sobra, pero fue especialmente revelador el relato espeluznante de cómo se expulsa de la Universidad a los que no se doblegan al pensamiento totalitario para que sus puestos sean ocupados por presos por delitos terroristas que, sin necesidad de exámenes, se disponen a ocupar los puestos de los amenazados. Tampoco se fue por las ramas al calificar a la Iglesia de hipócrita y atacó a Ibarretxe por todos los flancos: políticos, sociales y económicos.

Su llamada a acudir o solidarizarse con la manifestación convocada por la libertad y el pluralismo en San Sebastián no pudo ser más convincente.

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