El lunes fue un día de estreno en los telediarios. “La Primera” de TVE presentó sintonías diferentes, decorados nuevos y una imagen reciclada de viejos conocidos. El telediario del mediodía quedaba bajo la custodia de Ana Blanco y María Escario y el de la noche de Lorenzo Milá y Jesús Alvarez. Las dos ediciones trataron sobre las mismas noticias, que por otro lado eran las que dieron las de otras cadenas, aunque bien pudiera parecer que se las habían fabricado adrede para su primer día.
La cumbre en Moncloa de Rodríguez Zapatero con Schröder y Chirac fue la escenificación del cambio en política exterior del Gobierno respecto a la era Aznar. La noticia del cese de la moratoria de venta de cierto tipo de armas en EEUU echaba un poco de tierra a Bush, y las desgracias se cernían sobre Cuba y Rusia en forma de huracán y terrorismo.
La crisis de los astilleros y los barracones en el primer día de escuela, especialmente centrado en Madrid, fueron otros de los temas tratados. Por otro lado, las declaraciones del presidente del Gobierno a la cadena SER nos devolvieron a Iñaki Gabilondo a la pequeña pantalla en las dos ediciones.
Fran Llorente, jefe de Informativos de TVE, que ha dicho que no va a hacer caso de presiones políticas, sin embargo, podrá pensar que, al menos este primer día quien lo ha nombrado estará contenta con la faena. Los presentadores, ya bastante rodados aparecen con una discreta elegancia, aun sin corbata. El decorado es tecnológico, más bien frío, pero eficaz y con abundancia de imágenes como fondo. No son telediarios de animales ni alternativos, sino que se ha hecho el lifting a una maquinaria que se adecua a los nuevos tiempos.
Cabe la duda de que el verbo cortante de Lorenzo Milá enganche más que el tono familiar de Matías Prats o las originalidades de Telecinco, que empezó su telediario de la noche con un “batman” en Buckingham Palace. Ahora sólo cabe esperar la evolución, pero todo indica que, al menos el primer día, había unidad de edición y un equilibrio entre el ajuste de contenidos y el aprovechamiento de caras conocidas.