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Encarna Jiménez

Trampa femenina

Se ha hablado mucho sobre la cautela que hay que tener con la información que suministran las agencias en relación con la guerra de Afganistán. Al Yazira, la llamada CNN de los árabes, puede servir documentos “envenenados” y Reuters ha vendido a cadenas de medio mundo imágenes de hace un año como si fueran actuales. Sin embargo, poco se ha dicho sobre el cuidado que hay que tener para que ciertos reportajes que nos llegan de la zona en conflicto no sirvan para que los occidentales acabemos tragando el anzuelo que nos ponen los talibanes.

Recientemente, a propósito de una manifestación de mujeres afganas pidiendo la paz en Kabul, TVE y Tele 5 mostraron dos actitudes muy distintas ante el material suministrado. Angels Barceló, en la segunda edición de “Informativos Tele 5”, dio paso al corresponsal Patxi Ríos que, ante las imágenes de la manifestación de mujeres, dio algunos datos interesantes. Esas mujeres que pedían la paz eran en su mayoría esposas e hijas de jefes locales y su plegaria estaba más que controlada por las autoridades .

Un par de horas más tarde , en el especial informativo que dirige Urdaci , Mayte Pascual presentó un reportaje sobre la situación de las mujeres bajo el régimen talibán bastante correcto, pero, al querer cerrarlo con prisa incluyendo una referencia al último acontecimiento relacionado con el tema, sin el menor atisbo de crítica, acabó diciendo con tono sentimental respecto a la manifestación: “Hoy son las únicas que han gritado la palabra paz”.

Con una frase de aire ternurista acababa de darle la vuelta a todo lo que había contado, ya que ni siquiera se cuestionó a qué venía que el régimen más brutal contra la igualdad de la mujer , de repente, y en medio de una guerra, dejara que manifestaran públicamente su opinión un grupo de mujeres afganas.

Quizá Mayte Pascual está convencida de que cualquier cosa vale como percha para colgar los tópicos sobre la paz y las mujeres. Ahora nadie se acuerda de las tesis sobre la mujer y el fascismo de Maria Antonieta Macciocci, y aquello era suave en comparación con lo de Afganistán, pero, sobre todo, refleja esa pereza mental que alcanza sus cotas más altas con los comentarios blandos y manipuladores de las imágenes de niños, lisiados, mujeres y animales que parecen extras de una película de sesión contínua.

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