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Encarna Jiménez

TVE, el primer estreno

A las cuatro de la tarde, en un horario que se dice de protección a la infancia, el culebrón de TVE comenzó con el protagonista sacando una pistola para, poniéndosela en la sien, calibrar las ventajas de un suicidio

La primera en abrir fuego en el aluvión de estrenos y reestrenos que se preparan en las grandes cadenas de televisión para los próximos quince días ha sido TVE con una telenovela española titulada “Obsesión”. Si hay motivos para el lamento, la decepción y el hastío con lo que ha significado el 2004, con su corolario de fin de año, no parece que haya motivos para pensar que 2005 vaya a mejorar sustancialmente la oferta del ejercicio pasado.
 
A las cuatro de la tarde, en un horario que se dice de protección a la infancia, el culebrón de TVE comenzó con el protagonista sacando una pistola para, poniéndosela en la sien, calibrar las ventajas de un suicidio. Finalmente, no lo consumó, sobre todo porque, además de crear una conmoción en la audiencia, se acabaría en un instante con el protagonista de lo que, se supone, será una larga serie en la que se ha de estirar al máximo todo el lío de parientes y adulterios que nos acompañarán en un montón de capítulos.
 
La cadena pública tiene que competir con el imparable “Aquí hay tomate”, y ha decidido seguir su política de amparar telenovelas que enganchen tanto como los líos de la Pantoja y demás familia. Telecinco despidió el pasado año con la alegría de ser la vencedora, gracias a sus productos más barateros, pero TVE, que está muy contenta con las audiencias que le han procurado programas tan novedosos como los de “Cruz y raya” o el fin de año de José Luís Moreno, ha decidido seguir apostando por la ración doble de telenovelas en la sobremesa que le garantizan un público fiel.
 
“Obsesión”, dirigida por Valerio Boserman, es una producción de TVE que tiene un reparto en el que hay caras nuevas y bonitas y algunos clásicos de la historia de la pequeña pantalla como Fiorella Faltoyano o Jaime Blanch. Los escenarios son, sobre todo, Madrid, con Torre Picasso como referente, y algunos de Valencia. El mundo de la publicidad, el urbanismo y sus corruptelas y los líos de familia forman el entramado, algo complicado, pero tópico, que forman la urdimbre de una telenovela que se dice para todos los públicos, cuando ninguno verá elevado su nivel cultural por una producción que no aporta nada al género.
 
Para animar a la audiencia, TVE regala 6000 euros semanales para el que adivine las rocambolescas relaciones entre los personajes de una serie que tiene un montón de cabos que se irán atando y desatando en los próximos días. Es posible que, en virtud de lo que digan los telespectadores, hasta se modifique un guión que no tiene pinta de sorprender.
 
Todos aquellos que pensaran que la puesta en escena del pacto de autorregulación sobre los contenidos de las cadenas generalistas, promovido por el Gobierno, se iba a sustanciar en un cambio de programación, ya tienen el primer ejemplo de que poco va a variar. Los “tomates” le sientan bien a Telecinco, los culebrones le resultan a TVE y Antena 3 servirá la versiones rosas que le acomoden y procurará arañar en la noche y en la sobremesa a sus competidores. En los próximos días veremos como se instalan Ana Rosa Quintana, Rosa Villacastín, Wyoming, Buenafuente o Jesús Vázquez, pero poco lugar queda para la sorpresa y menos para el estímulo ante una programación vieja disfrazada de estreno.
 

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