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Encarna Jiménez

Urdaci a debate

Casi cuesta creerlo –cuando la deriva de la televisión en su conjunto es calamitosa– pero “El debate de la 2”, que ahora dirige y conduce Alfredo Urdaci, jefe de los servicios informativos de TVE, ha mejorado notablemente respecto a la anterior etapa presentada por Josep Puigbó. El martes se estrenó con la pregunta “¿La economía española seguirá gozando de buena salud?” con seis participantes que daban un perfil equilibrado y un nivel de competencia suficiente para mantener los argumentos. Tres intervinientes eran de tendencia socializante y tres liberales. José María Fidalgo, líder de Comisiones Obreras, Miguel Sebastián, el más incisivo, y Jean Matouk fueron los encargados de resaltar las deficiencias, mientras en el lado positivo se alineaban Juan Iranzo, del Instituto de Estudios Económicos, Joan Rosell de una CEOE acartonada y Francisco Belil, de Bayer.

Urdaci no tuvo que lidiar con un debate agrio, ni con ningún maleducado o incompetente, pero quizá por eso le faltó mordiente. Tan acostumbrado está a apagar fuegos que desconoce la sana costumbre de espolear a los invitados para hacer el debate más vivo. Temas como la inflación, la vivienda o el nivel de empleo no son asuntos que exciten las bajas pasiones del telespectador, pero sin duda son lo suficientemente importantes como para dar pie a la polémica.

“El debate de la 2” ha ensayado un camino que puede ser beneficioso para sanear la parrilla de la televisión pública. En las últimas temporadas los informativos de TVE no han acogido nada digno de ser reseñado en el terreno de la opinión política y social y es de esperar que se abra una puerta al intercambio de opiniones y a un cierto nivel de polémica televisada. La fórmula de la entrevista condescendiente, como “El tercer grado”, está agotada y no crea adicción salvo en los políticos. Por eso habrá que incidir y mejorar este programa, que en fecha imprecisa conducirá Luis Herrero alternándose con Alfredo Urdaci, para rememorar los ya míticos encuentros de “La clave”. Es una cuestión de pundonor por parte de los servicios informativos de TVE y del resto de cadenas públicas que ofrezcan a la ciudadanía algo más que masajes en forma de entrevistas sin riesgo y debates afeitados.


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