El Reglamento de una Cámara está previsto para establecer reglas del juego objetivas. El de la Cámara vasca no. En este caso, se trata de adecuar las reglas a las necesidades y conveniencias del PNV y el ejecutivo vasco. En términos normales, estos no pueden aprobar los Presupuestos. La situación es de elecciones anticipadas. Demuestra que Ibarretxe va desnudo, que van igualmente los corifeos madrileños a sueldo del nacionalismo y va en pelota política picada Javier Madrazo. En este caso, se trató de una compra lisa y llana para dar lustre, sin relación alguna con la estabilidad (no aporta nada), ni con la ruptura del frentismo, pues nunca se ha hablado más de independencia que con Madrazo de comparsa, compañero de viaje y bufón de la corte nacionalista.
Lo grave de este debate es que demuestra el carácter instrumental de la democracia para el nacionalismo, y su tendencia doble, mística y cutre, totalitaria y prebendaria. El mínimo de estabilidad no la puede dar el PNV salvo a través de la trapisonda, el enredo y la trágala. Por fin está quedando claro que el 13 de mayo el nacionalismo empezó a perder y no a ganar. Lo contrario de lo que se intentó imponer irresponsablemente a la opinión pública.
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