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Hemos pasado del cambio tranquilo a la reacción espasmódica. Resulta asombroso el nivel de dictado que ha alcanzado el grupo socialista respecto al tándem Cebrián-González. Las frases claves del discurso de Jesús Caldera en la sesión de control parlamentario están directamente copiadas de Cebrián. Por ejemplo, lo de la política del rencor, una de las tesis más curiosas del libro “El futuro no es lo que era” o cualquier tiempo pasado fue mejor. O la definición de Aznar como una persona sin recursos morales.

Es obvio que el Gobierno popular ha metido la pata hasta el corvejón al filtrar una noticia falsa. Es un error que muestra las fallas de una política informativa basada en el control y en la filtración interesada a través de medios afines.

Pero el fondo en litigio es la sumisión del PSOE a un Felipe González que ni tan siquiera aparece por el Parlamento, y la suicida propensión a centrar el debate en la etapa socialista, anclándose en un pasado que hubiera sido mejor olvidar porque, visto en profundidad, probablemente hubiera merecido el ingreso en prisión del presunto organizador de los GAL. Esa hipérbole de la política del rencor se refiere a la etapa felipista. Por el contrario, el aznarismo ha hecho con frecuencia el juego sucio —en nombre de la razón de Estado— al felipismo.

La cuestión de fondo es que, por supuesto, el ex presidente del Gobierno está inmerso en una operación desestabilizadora interna y externa, que es rechazada por la inmensa mayoría de los españoles, y en la que ha comprometido a un Zapatero que se desvanece por momentos, convertido en el ventrilocuo del tándem. Cuando se copian hasta las frases, es que los diálogos entre González y Cebrián han pasado a ser la Biblia o el Corán de un cambio inexistente. Y el libro es un conjunto de sandeces pequeño burguesas.

¿Hemos de analizar de nuevo la corrupción rampante perpetrada por el felipismo, la utilización de los servicios de seguridad para ejecutar crímenes de Estado? ¿La oferta del partido zapaterista es centrar el debate nacional en los perfiles históricos de González, a cambio de ser la correa de transmisión de la monarquía feudal alauita y los mamporreros de Arzalluz?

En estas condiciones, pedir una entrevista con Aznar parece un ejercicio de ingenuidad o una oferta de masoquismo. Por supuesto, que el PSOE actual es desleal a la Constitución en cuanto marco de defensa de la libertad. ¿O no son los previsibles triunfadores del Congreso del PSE los que han hablado, hablan y hablarán de autogobierno, o sea de independencia? Para esto, la verdad, que vuelva Felipe González y que se vayan Zapatero y la guardería.

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