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Enrique de Diego

Autocrítica nacionalista

Los acuerdos de Estella/Lizarra con la propuesta de desbordar el marco constitucional y estatutario, y conseguir la unidad nacionalista hasta el mundo etarra, plantean un nuevo escenario, también para el nacionalismo que ha roto su tradicional estrategia posibilista. Joseba Arregi pretende mediante la autocrítica salvar al nacionalismo de ese suicidio moral. ¿Lo consigue? Es dudoso. La propuesta de un nacionalismo respetuoso de la pluralidad de identidades, de una sociedad plural. El mayor interés del libro está en los aspectos autocríticos.

Arregi, exconsejero de Cultura del gobierno vasco, desmonta una buena parte de la doctrina oficial de su partido. Reivindica el Estatuto de Gernika y considera esos pactos un error que muestran la necesidad de una renovación del nacionalismo. Niega cualquier similitud con el caso norirlandés, considera que cualquier análisis comparativo con el franquismo está desenfocado. Establece que el acercamiento al mundo de la violencia se ha hecho sin prevenciones, ante el doble miedo a que el nacionalismo quedara deslegitimado por esa violencia y a que quedara en minoría, como percibió en las movilizaciones durante el cautiverio, tortura y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Hay una reivindicación seria de la democracia real. Le acompaña un análisis acertado desde dentro respecto al escapismo metahistórico de un nacionalismo a la búsqueda de una nación nunca constituida, que se establece como una obsesión por la homogeneidad; esta no tiene relación con la realidad que de manera sistemática muestran las urnas. Los problemas para la “construcción nacional” no están en la dialéctica Euskadi-España, sino en el seno de la sociedad vasca.

Arregi desmiente que la violencia sea la consecuencia de un conflicto político. Es más, considera que tal idea es una legitimación implícita de la violencia. Más bien es un conflicto en sí, porque resulta la máxima desintegración y el más directo ataque a la democracia.

En algunas de las conclusiones, y en aparente contradicción con sus premisas, Arregi no se separa del discurso oficial, como la apuesta por una negociación. Conviene precisar que se trata de una voz aislada, con autoridad moral, pero casi un disidente dentro del PNV. De todas formas, es interesante que en el mundo del nacionalismo se abra un debate de fondo, como el que propone en este libro Joseba Arregi.


Joseba Arregi, La nación vasca posible, El nacionalismo democrático en la sociedad vasca, Ediciones Crítica, Colección Contrastes, Barcelona, 2000, 200 páginas.

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