En la era nuclear no hay conflicto local. Cualquiera de ellos puede provocar la tragedia. La masacre de las Torres Gemelas ha hecho, trágicamente, despertar a un Occidente en pleno sopor. Cuando han empezado los ataques contra la dictadura taliban, es hora de recordar que desactivar la cueva de Osama ben Laden debió hacerse mucho antes, no sólo por los atentados previos, sino por la constante lesión a los derechos humanos, por el asesinato de mujeres sin otro delito que su libertad sexual o no plegarse a los dictadores de unos totalitarios religiosos, por el asesinato de homosexuales, por la amenaza de ejecutar a ocho cooperantes por delito de profesar el cristianismo.
Sería un error considerar el enemigo al terrorismo, también lo es el integrismo, que es su sustento y su fundamento.
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