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Enrique de Diego

En el campo de lo posible

Una de las endiabladas cuestiones que envenenan el conflicto israelí-palestino es que se mueve de continuo en el campo de lo imposible. Es una evidencia de que los análisis históricos terminan siendo esencialistas; retóricos y genocidas. En este caso se lleva a la reducción al absurdo, o sea al extremismo religioso. La tierra no puede ser considerada nunca santa. Y en este caso, sectores de ambos bandos creen que sus derechos de propiedad se establecen por designio divino. Téngase en cuenta que los actuales palestinos —semitas como los judíos— tienen alguna similitud hereditaria con los filisteos bíblicos. Para poder avanzar hacia el futuro, es imprescindible partir del presente, sin retrotraerse a 1948, porque husmeando en el pasado se llega a la prehistoria y al origen del mundo, y se termina en las trincheras.

Hay un integrismo israelí para el que cualquier cesión de tierra sagrada es una traición. Ese fue el esquema seguido en el magnicidio. Hay un integrismo palestino para el que es preciso exterminar a los judíos, concluyendo el trabajo desarrollado por Hitler. Es mucho más numeroso éste último integrismo, y mucho más letal. Demuestra cómo el recurso a la violencia incrementa su nivel. Es decir, Hamas y la Jihad islámica son hijos de la Intifada: de las piedras se ha pasado a los hombres-bomba, el último nivel de la cobardía y la degradación de la especie. Nada justifica matar inocentes. Esos grupos han sido financiados fundamentalmente por Arabia Saudí y por Kuwait, las corruptas petromonarquías, y en su surgimiento tienen buena parte de responsabilidad Arafat y la Unión Europea, porque la generosa financiación de ésta ha servido para extender la corrupción, y su aval se ha entendido como un respaldo a la estrategia de la violencia. Al esquema de que el terrorismo sirve para conseguir objetivos políticos.

Las últimas declaraciones de Arafat inducen a pensar que ha empezado a moverse en el campo de lo posible, de las soluciones reales, de la racionalidad. La senda de lo imposible es la del suicidio de los palestinos. La de lo posible conduce a la paz. Pero para ello hay que aislar a los terroristas. Empezando por cortarles la financiación. Y eso es previo a cualquier otra cosa.

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