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Enrique de Diego

¿Es el nacionalismo un error estratégico?

La consideración de que el PNV se ha deslegitimado al pactar directamente con Eta y su falla se encuentra en el pacto Lizarra/Estella tiene mucha razón, pero no toda. La subyacente de que el mal se encuentra en la unidad de acción nacionalista adolece de la misma parte de acierto y de error, porque se obvia la conclusión lógica de esas premisas: la unidad de acción y el pacto con Eta son procesos inducidos por el mínimo común denominador del nacionalismo. La perversión moral del nacionalismo al establecer pactos estratégicos es -como recalcan continuamente Arzalluz y la ejecutiva del PNV- la consecuencia de unos fines comunes, de un objetivo participado y de una afinidad ideológica.

Esta cuestión no es de matiz. Hace que se desenfoque una parte del problema y que se admita esa esquizofrenia de un nacionalismo bueno -de Jordi Pujol y de los críticos del PNV- y un nacionalismo malo -el de Xabier Arzalluz- con negación de aspectos de la realidad como que la tibieza de Convergencia es también consecuencia lógica del apoyo sistemático al PNV y la evidencia de que la Declaración de Barcelona fue un frentismo sobreañadido y de apoyo al pacto Estella/Lizarra.

Falta en el pacto y en la actuación política del PP un desarrollo doctrinal de crítica a las bases del nacionalismo, de forma que se trastoca la realidad situando la estrategia como el contenido intelectual. Quizás sea una pesada herencia del plus de legitimación del nacionalismo durante toda la transición, pero si entramos en cuestiones semánticas resulta cuanto menos chocante el debate sobre si los terroristas son fascistas, nazis o comunistas, que recuerda lo de si son galgos o podencos, cuando la evidencia manifiesta, en cualquier caso, que son nacionalistas. Eta es una banda nacionalista y sus terroristas son asesinos nacionalistas. ¿Por qué no se apellida casi nunca a Eta de nacionalista, como ellos mismos proclaman?

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