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Podría hablarse de la decadencia de Occidente, si no estuviera Estados Unidos, que mantiene un alto nivel de vitalidad y de sentido de la autodefensa –acicateado por el 11 de septiembre–, con la relación preferencial con Inglaterra. Nada nuevo bajo el sol desde la Segunda Guerra Mundial.

El resto de las sociedades abiertas parecen vivir en un sistema cuyos principios se denigran de continuo como pensamiento único, sin que ni tan siquiera sus gobernantes, y quizás sus sociedades, estén dispuestos a defender sus valores y su modelo de vida. Eso explica que quien intente despertar a las sociedades sea de inmediato diabolizado, como ha sucedido con Oriana Fallacci. No se ha asumido, por la senectud enervante y acoquinada de esta Europa decadente, que juega con la ficción de su propia inexistencia, que el ataque del 11 de septiembre no fue contra Occidente y no sólo contra Estados Unidos. Cuando Condoleezza Rice, consejera de Bush, dice que hay una solidaridad que surgió “desde la certeza de que lo mismo podía haberle sucedido a Londres, París o Berlín”. Confunde, desgraciadamente, los deseos con la realidad.

Si fuera por los gobernantes europeos, los países terroristas se armarían con ingenios nucleares y biológicos, y considerarían que se debe hacer algo cuando fuera irredemediable. Incluso es legítimo suponer que los europeos, en el fondo aspiran a que el objetivo único del terrorismo internacional sean los Estados Unidos. ¿No apunta a eso el curioso argumento español de que somos frontera con el Islam? Se ha delegado la defensa en Estados Unidos –el intervencionismo europeo se mete en todo, pero renquea y cede en sus funciones básicas– pero, al tiempo, se intenta mantener una política autónoma, que es, en el fondo y en la forma, una neutralidad suicida, un pacifismo entreguista. La diplomacia con el último refugio de los estúpidos y los cobardes.

La necesidad de desmantelar la tiranía de Hussein no es de ahora. Es una asignatura pendiente desde la inacabada guerra del golfo. Europa es un cadáver perfumado. La ONU, un antro de corrupción para intentar acabar con el capitalismo, que es quien la financia. Sólo los Estados Unidos están dispuestos a pagar un precio por la libertad de todos. Por eso se les denigra.

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