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Mantenemos una encantadora ficción de Estado de Derecho. ¿Por qué no se asume, en aras de la estricta verdad, que es Batasuna la que forma parte de ETA y evitamos ese estúpido sonrojo del corrimiento de siglas tras cada operación de desarticulación del aparato político? Pronto habrá unas Plataformas proAmnistía. Que las Gestoras forman parte de ETA no es una noticia. Lo es el hecho de que el Estado de Derecho se dé cuenta tan tarde. Las Gestoras, por ejemplo, son las encargadas de informar cuanto antes de la detención de cualquier pistolero para que los otros miembros de su grupo mafioso se den a la fuga. ETA y Batasuna son la misma cosa, luego, en buena lógica, si A es igual a B, B es igual a A: Batasuna es ETA, su comando legal, que marca objetivos, recluta sicarios y debate la estrategia general de los asesinatos. Con financiación y jerarquía comunes. Más claro, agua. Últimamente los concejales son ya directamente los pistoleros y casas y garajes han pasado a ser los zulos.

Se arrastra mucha beatería, mucho eufemismo y mucho complejo de culpa para difuminar lo obvio: Batasuna es una banda terrorista, sin solución de continuidad con ETA. ¿Pruebas? Cotidianas, habituales. De hecho, lo que no hay es ninguna prueba de lo contrario.