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Enrique de Diego

Listas conjuntas de PP y PSE

En el País Vasco no hay democracia. No la hay en sentido pleno. Esa es la mayor acusación de la realidad contra el nacionalismo. Éste gobierna gracias al déficit democrático existente, al clima mafioso, de matonerismo y asesinato. Esa es la razón de que el PNV no haya luchado nunca contra el terrorismo, salvo en los escasísimos momentos en los que se ha sentido amenazado.

No sólo por solidaridad etnicista, también por un abyecto interés político, que convierte a los representantes constitucionalistas en héroes. La perversión de las dictaduras se da en el País Vasco con una ecuación clara: cuanto más nacionalismo, menos democracia. Por eso, el máximo de nacionalismo –la independencia– es el totalitarismo, el máximo de negación de libertad, el exterminio de los representantes y los representados constitucionalistas.

La postura de Ramón Jáuregui es gallarda pero ingenua. Por supuesto, los partidos constitucionalistas tienen muy mermadas sus posibilidades en unas elecciones, incluso para poder elaborar una lista. Pero la reclamación de ayuda al PNV, o de liderazgo a Ibarretxe en defensa de la libertad, es un error de diagnóstico, porque ambos son parte del problema y no de la solución.

La oferta, reiterada por Javier Arenas, de listas conjuntas entre PP y PSE responde a la lógica de los acontecimientos. Al mismo sentido de la ley electoral. En las pasadas elecciones autonómicas, los nacionalistas concentraron el voto. La respuesta constitucionalista debía haber sido la misma. Las situaciones extraordinarias exigen soluciones extraordinarias, y las del País Vasco son muy –lamentable y trágicamente– extraordinarias. Para combatir el totalitarismo hay que presentar un frente unido. Si el PSE no lo entiende, la lógica lleva entonces a la necesidad de concentrar el voto en el PP, como partido más votado por los constitucionalistas y cuyo diagnóstico de la realidad no se pierde en los vericuetos ni en los complejos de culpa de la actual dirección del PSE vasco. Cuando es la libertad la que está amenazada, no se puede andar con rodeos.

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